Por Bruno Cortés
Si alguna vez te has preguntado por qué algunas ciudades mexicanas encabezan la lista de las más peligrosas del mundo, aquí te explico de manera sencilla qué está pasando. Según el ranking de 2024, ciudades como Tijuana, Acapulco y Ciudad Juárez enfrentan una violencia alarmante, principalmente por la presencia del crimen organizado y la falta de confianza en las autoridades.
En Tijuana, por ejemplo, la tasa de homicidios alcanza los 138 por cada 100,000 habitantes, lo que la coloca como la ciudad más peligrosa del mundo este año. ¿Por qué pasa esto? El narcotráfico y las peleas entre cárteles por el control de rutas para el tráfico de drogas son los principales culpables. Estos conflictos desatan una violencia brutal que afecta a los ciudadanos de a pie.
Lo mismo ocurre en Acapulco, con 111 homicidios por cada 100,000 habitantes, que pasó de ser un destino turístico internacional a convertirse en un punto rojo en el mapa de la violencia. Las disputas por el territorio entre bandas criminales y la corrupción han empeorado la situación.
El problema no es exclusivo de Tijuana y Acapulco. Ciudad Juárez y Ciudad Victoria también figuran en el top cinco de las ciudades más violentas del mundo. La desigualdad económica, la falta de oportunidades y una débil infraestructura policial son factores que agravan la inseguridad. En muchas de estas ciudades, los habitantes no confían en las autoridades, ya que la corrupción y la impunidad están a la orden del día, lo que facilita que los grupos criminales operen sin miedo a ser detenidos.
El problema es una mezcla compleja de factores históricos, económicos y sociales. En muchos casos, el narcotráfico es solo una pieza del rompecabezas. La desigualdad y la pobreza hacen que algunas personas vean el crimen como una salida. Y cuando las autoridades no actúan o están involucradas, la situación solo empeora.
Resolver estos problemas no es fácil ni rápido, pero es clave que haya inversión en educación, empleo y programas sociales para reducir la desigualdad. Además, es urgente que se reforme el sistema de justicia y se combata la corrupción, para que los ciudadanos puedan confiar en que los criminales serán castigados y no saldrán impunes.
Al final, las ciudades más peligrosas del mundo en 2024 son un reflejo de la violencia que atraviesa América Latina, y México no es la excepción. Pero con políticas públicas que ataquen el problema desde la raíz, es posible imaginar un futuro más seguro.