Si eres dueño de un perro, probablemente hayas experimentado la desagradable sorpresa de que tu mascota vuelva a casa cubierta de un olor espantoso después de revolcarse en excrementos. Aunque este comportamiento puede parecer incomprensible para nosotros, hay varias teorías que intentan explicar por qué los perros, y otros cánidos, tienen esta peculiar tendencia.
Una posible explicación es que revolcarse en sustancias malolientes es un resabio de su instinto depredador. En sus días como cazadores salvajes, este comportamiento podría haber servido como un camuflaje olfativo para ayudarles a pasar desapercibidos ante sus presas. Sin embargo, estudios como el realizado en 1986 con lobos cautivos muestran que estos animales prefieren olores fuertes y extraños, como el perfume o el aceite de motor, en lugar de los olores naturales de sus presas. Esto sugiere que la teoría del camuflaje puede no ser del todo precisa.
Otra hipótesis plantea que revolcarse en olores intensos podría servir como una forma de comunicación entre miembros de la manada. Los animales que viven en grupo, como los lobos o los perros salvajes africanos, podrían usar estos olores para compartir información con sus compañeros. Un estudio de lobos etíopes mostró que estos animales tienden a revolcarse en el suelo después de alimentarse, posiblemente para llevar el olor de la comida a su manada.
Además, podría ser una estrategia para protegerse de otros depredadores. Por ejemplo, los zorros grises han sido observados frotándose en la orina de pumas, lo que podría ayudarles a evitar encuentros con otros depredadores más grandes, como los coyotes.
También es posible que los perros simplemente disfruten de la experiencia sensorial de oler algo fuerte. Al igual que los humanos a veces eligen perfumes fuertes para destacar, los perros podrían estar eligiendo ciertos olores por puro placer olfativo. Estudios sobre el cerebro de los perros han mostrado que ciertas áreas se activan cuando reconocen un olor familiar, lo que podría explicar por qué buscan activamente ciertos olores.
En última instancia, aunque aún no hay una respuesta definitiva sobre por qué los perros disfrutan revolcándose en excrementos, parece claro que este comportamiento tiene raíces profundas en su historia evolutiva y en su complejo mundo social y olfativo. Ya sea por instinto de caza, comunicación social, protección o simplemente placer, es una costumbre que, por el momento, los humanos tendremos que aceptar como parte del encanto único de nuestros compañeros caninos.