Por Ilian Muñoz
De Julissa a Baby Bátiz, las voces femeninas transformaron el rock en México
Ciudad de México, 20 de febrero de 2025 – En un país donde el rock irrumpió en los años 50 como eco de la rebeldía estadounidense, las mujeres mexicanas no solo se sumaron al movimiento, sino que lo moldearon con valentía y talento. Pioneras como Julissa, Angélica María, Las Mary Jets, Las Chic’s, Mayita Campos y Baby Bátiz desafiaron un entorno machista y censor para dejar un legado imborrable en la música nacional. Su aporte, documentado por fuentes como Sopitas y Chilango, resuena aún en la escena contemporánea.
El rock llegó a México con figuras como Elvis Presley y Chuck Berry, pero fue en los 60 cuando las mujeres comenzaron a brillar en un género dominado por hombres. Julissa, quien a los 13 años fundó The Spitfires en 1961, marcó el inicio de esta revolución. Su contrato con CBS para grabar discos de rock entre 1961 y 1964 la convirtió en una de las primeras solistas del género, según Chilango. Su transición al teatro y la creación de «La onda vaselina» (hoy OV7) amplificaron su influencia, demostrando que las mujeres podían liderar en múltiples frentes.
Angélica María, conocida como «La Novia de México», llevó el rock juvenil a las masas en 1962 con temas como «Johnny, el enojón». Aunque más tarde exploró baladas, su contribución inicial ayudó a normalizar la presencia femenina en el rock, según Sopitas. Compartiendo escenarios con íconos como Enrique Guzmán, su carisma y versatilidad abrieron caminos para que el género ganara aceptación en un México conservador, sentando bases para futuras generaciones.
Las bandas femeninas también dejaron huella. Las Mary Jets, formadas en 1964, fueron la primera agrupación exclusivamente de mujeres en México, según Wikipedia. Con su sencillo de 1965, integrado por Olivia Molina y otras talentosas músicas, rompieron esquemas y visibilizaron el potencial femenino en el rock. Dos años después, Las Chic’s emergieron con un sonido que fusionaba rock y pop, consolidando la idea de que las mujeres podían innovar y competir en la escena, como destaca La Orquestra.
El Festival de Avándaro de 1971, apodado el «Woodstock mexicano», fue un hito donde Mayita Campos y Baby Bátiz brillaron como excepciones en un cartel masculino. Mayita, chilena radicada en México, grabó covers de Bob Dylan en 1969 y tocó con Los Yaki en el evento, según Sopitas. Baby Bátiz, con una carrera que comenzó en 1961 junto a su hermano Javier, llevó el blues y el rock a Avándaro, desafiando la censura que marcó esa época. Su presencia simbolizó la resistencia femenina en un momento de represión cultural.
Estas pioneras no solo enfrentaron prejuicios de género, sino también un contexto de prohibiciones. Tras Avándaro, el gobierno restringió el rock, relegándolo a espacios clandestinos. Sin embargo, su perseverancia inspiró a artistas como Ely Guerra y bandas como Ruido Rosa, según Reporte Indigo. Su lucha trascendió lo musical, convirtiéndose en un grito de autonomía que resonó en la sociedad mexicana y fortaleció la identidad del rock nacional.
Hoy, el legado de estas mujeres es un testimonio de su impacto transformador. Desde los escenarios improvisados de los 60 hasta el Monumento a la Revolución, donde Baby Bátiz grabó en 2003, su música sigue siendo un faro de empoderamiento. En un México que evoluciona hacia la equidad, reconocer a estas pioneras es celebrar una historia de talento y rebeldía que sigue vibrando en cada acorde.