En las costas de Guerrero, lejos del bullicio característico de los destinos turísticos más famosos, se encuentra un paraíso poco explorado que promete serenidad y un encuentro íntimo con la naturaleza: Piedra de Tlacoyunque. Este rinconcito guerrerense, ubicado en el municipio de Tecpan de Galeana, se perfila como el destino ideal para aquellos viajeros en busca de tranquilidad, belleza natural, y una experiencia única lejos de las multitudes.
Declarada Área Natural Protegida en 1986, Piedra de Tlacoyunque resguarda una riqueza inigualable en fauna marina y flora local. Rodeada de acantilados de piedra y vegetación tropical, esta playa ofrece un escenario idílico para desconectarse del mundo exterior y sumergirse en la paz que solo la naturaleza puede brindar. La playa destaca no solo por su tranquilidad sino también por ser un testimonio vivo de la biodiversidad de Guerrero.
Situado a medio camino entre Acapulco y Zihuatanejo, el acceso a Piedra de Tlacoyunque se convierte en una aventura desde el inicio. Partiendo de Zihuatanejo hacia la comunidad de Buena Vista de Juárez por la carretera Federal 200 Zihuatanejo-Acapulco, los viajeros encontrarán señales que los guiarán a este escondite natural.
La imponente formación rocosa que se eleva desde el mar es solo una de las maravillas que aguardan a los visitantes. Además de relajarse en sus arenas doradas, los aventureros pueden explorar los acantilados y disfrutar de experiencias acuáticas en un entorno prácticamente virgen. Para la estancia, aunque las opciones de alojamiento son limitadas, lugares como el Hotel Coconuts ofrecen una estancia cómoda y acogedora, asegurando que la visita sea tan placentera como el entorno.
La belleza y tranquilidad de Piedra de Tlacoyunque son un tesoro que merece ser protegido. La declaración como Área Natural Protegida no solo subraya la importancia ecológica de la playa, sino que también es un recordatorio de la responsabilidad que tienen tanto locales como visitantes de cuidar y respetar este paraíso.