Estados Unidos a 17 de ocubre, 2024.- Ovidio Guzmán López, hijo del infame narcotraficante Joaquín «El Chapo» Guzmán, ha sido recluido nuevamente en el Centro Correccional Metropolitano de Chicago, Estados Unidos, tras estar en libertad durante varios meses. Su regreso a prisión se produce en un contexto complejo de turbulencias dentro del Cártel de Sinaloa y horas antes de que Ismael Zambada García, conocido como «El Mayo», se presentara a su primera audiencia en la Corte de Brooklyn.
Curiosamente, mientras Ovidio está nuevamente tras las rejas, su hermano Joaquín Guzmán López no aparece en los registros del Buró de Prisiones Federales (BOP), lo que ha generado suspicacias y preguntas sobre su paradero. A finales de agosto, la Fiscalía General de la República (FGR) de México afirmó que la excarcelación de Ovidio era crucial para investigar las capturas de Zambada y Joaquín, lo que sugiere que la situación de ambos hermanos está interconectada.
Ismael Zambada, en declaraciones recientes, ha acusado a Joaquín Guzmán López de traición, afirmando que fue forzado a abordar un avión que lo llevó a Estados Unidos en contra de su voluntad. Esto ha avivado las tensiones entre las distintas facciones del Cártel de Sinaloa, lo que ha resultado en un aumento alarmante de la violencia en el estado. Desde el 9 de septiembre, cuando comenzaron los enfrentamientos, se han registrado cerca de 200 homicidios en Culiacán, impactando drásticamente la vida diaria de sus habitantes.
Las calles de Culiacán han sido escenario de tiroteos constantes, lo que ha llevado al cierre temporal de escuelas y ha obligado a restaurantes y tiendas a modificar sus horarios de operación. La situación de inseguridad ha generado un clima de temor entre los ciudadanos, quienes se ven obligados a vivir en medio de esta creciente violencia.
El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, ha asegurado que las autoridades mexicanas han sido informadas de la captura de «El Mayo» Zambada desde su arresto en julio. Salazar negó que hubiera una «pausa» en la relación entre ambos gobiernos, a pesar de la creciente tensión relacionada con el narcotráfico.
Antes de dejar el poder, el presidente Andrés Manuel López Obrador insinuó que Estados Unidos también es responsable de la inestabilidad en el país, señalando conversaciones de rendición entre narcotraficantes como un factor en la violencia actual.
La reciente captura de Zambada y el regreso de Ovidio a prisión podrían significar un cambio significativo en la estructura del Cártel de Sinaloa. Los enfrentamientos entre facciones rivales han dejado un rastro de violencia que amenaza con desestabilizar aún más la región, planteando interrogantes sobre quién asumirá el control del cártel en este nuevo escenario.
Con la atención nacional e internacional centrada en estos acontecimientos, queda por ver cómo se desarrollará la situación y qué implicaciones tendrá para la seguridad en México.