Por Juan Pablo Ojeda
En una declaración cargada de tensión, el presidente ruso, Vladímir Putin, advirtió que cualquier decisión de la OTAN para autorizar a Ucrania el uso de misiles de largo alcance resultaría en una guerra directa entre la Alianza Atlántica y Rusia. Hablando desde San Petersburgo, tras intervenir en un foro cultural, Putin dejó en claro que tal medida transformaría radicalmente el conflicto actual.
Putin argumentó que permitir a Ucrania usar misiles como los ATACMS o los Storm Shadow no solo aumentaría la escala de la guerra, sino que implicaría una participación activa de EE.UU. y de los países europeos en el conflicto. Según el presidente ruso, este cambio haría que la guerra ya no se limitara a enfrentamientos entre los ejércitos ruso y ucraniano, sino que implicaría a las fuerzas de la OTAN en la lucha directa contra Rusia.
El líder del Kremlin señaló que, de ser necesario, Rusia tomará las decisiones apropiadas en respuesta a las amenazas que considere creadas por tales medidas. No obstante, Putin también insistió en que, en su opinión, la OTAN no ha autorizado aún a Kiev a usar estos misiles de largo alcance. Aseguró que el ejército ucraniano no tiene la capacidad técnica para operar estos sistemas de manera efectiva sin la ayuda de datos de inteligencia proporcionados por satélites de EE.UU. o de países de la Unión Europea.
En un contexto más amplio, Putin afirmó que los misiles de largo alcance solo pueden ser operados con la asistencia de expertos militares de la OTAN, que proporcionan la inteligencia necesaria para dirigir los ataques. Esta afirmación se suma a las preocupaciones previas del Kremlin sobre el armamento occidental dirigido a objetivos en territorio ruso.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, reforzó esta postura al declarar que Occidente ya ha dado permiso a Ucrania para llevar a cabo ataques con misiles de largo alcance contra Rusia. Lavrov calificó de “escenificación” la reciente visita del secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, y el ministro de Exteriores del Reino Unido, David Lammy, a Kiev, donde se discutió el uso de estos misiles con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Lavrov también acusó a la OTAN de proporcionar datos de inteligencia a Kiev, permitiendo así ataques precisos contra objetivos en Rusia, que incluyen tanto infraestructuras críticas como civiles. Esta acusación se produce en un momento en que Blinken y Lammy han destacado que la autorización para el uso de misiles de largo alcance será un tema clave en sus próximas reuniones con líderes estadounidenses en Washington.
Por su parte, David Lammy señaló que la reciente escalada en el conflicto, atribuida a Rusia con el envío de misiles balísticos desde Irán, ha aumentado la presión sobre la comunidad internacional para manejar la situación de manera cuidadosa y coordinada.