La oposición en México, representada por el PAN y el PRI, ha lanzado críticas contundentes contra el presidente Andrés Manuel López Obrador por lo que describen como una respuesta «tibia» y «bisóña» ante las recientes descalificaciones de Donald Trump hacia los mexicanos durante su campaña electoral.
Las críticas surgieron después de que Trump se jactara de haber obtenido con facilidad recursos y colaboración de México durante su mandato, incluyendo la presencia de soldados para la contención migratoria y el inicio del polémico muro fronterizo. En contraste con la postura firme que algunos esperaban, López Obrador calificó al candidato republicano como su «gran amigo», destacando su inteligencia y visión.
La diputada federal del PAN Mariana Gómez del Campo fue especialmente vocal, acusando al presidente mexicano de permitir que Trump lo humille y, en consecuencia, humille a todos los mexicanos. Según Gómez del Campo, López Obrador parece estar dispuesto a tolerar las descalificaciones sin responder adecuadamente, lo que interpreta como una falta de dignidad nacional.
Jorge Triana, vicecoordinador del PAN en la Cámara de Diputados, también expresó su descontento, recordando que López Obrador ha sido criticado previamente por gobernar «de rodillas» ante las políticas de Trump durante su presidencia.
Por otro lado, Rubén Moreira, coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, señaló que en un momento crucial como el actual, con la retirada de Joe Biden de la contienda presidencial, México necesita una respuesta más hábil y enérgica. Moreira contrastó la respuesta de López Obrador con la actitud firme mostrada por la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien rechazó los comentarios irrespetuosos hacia México de manera más directa y contundente.
Las críticas subrayan una preocupación generalizada en la oposición sobre la dirección y la efectividad de la política exterior mexicana, especialmente en un contexto electoral estadounidense cargado de tensiones y temas sensibles para la relación bilateral.
El gobierno mexicano enfrenta ahora el desafío de navegar por aguas turbulentas mientras se acerca el proceso electoral en Estados Unidos, un escenario en el que, según los críticos, se requiere una estrategia diplomática más robusta y menos complaciente.