Por Bruno Cortés
El lunes 27 de enero de 2025, el mercado bursátil fue testigo de un evento sin precedentes cuando NVIDIA perdió un valor de mercado récord de 589 mil millones de dólares, según reportó Forbes. Esta debacle no solo marcó una de las mayores caídas del mercado jamás vistas sino que también fue el síntoma de una nueva y feroz batalla en el campo de la inteligencia artificial (IA) entre Estados Unidos y China, con DeepSeek como el inesperado protagonista.
DeepSeek, una startup china, ha irrumpido en el panorama global de la IA con un modelo que desafía a los gigantes occidentales, especialmente a OpenAI. Este nuevo contendiente ha logrado desarrollar una tecnología de IA que, según se afirma, rivaliza con las capacidades de OpenAI pero a un costo significativamente menor. Esta eficiencia y accesibilidad han provocado una reevaluación en el mercado, afectando directamente a empresas como NVIDIA, cuya caída en el valor de mercado es un claro indicador del impacto de DeepSeek.
La disputa central entre OpenAI y DeepSeek se ha convertido en un punto de inflexión tecnológico e industrial. OpenAI, bajo la dirección de Sam Altman, ha sido hasta ahora uno de los líderes indiscutibles en IA, gracias a su inversión en modelos complejos y avanzados. Sin embargo, DeepSeek con su enfoque de bajo costo y código abierto está desafiando este modelo, planteando preguntas sobre la sostenibilidad de las inversiones multimillonarias en IA y abriendo el debate sobre la democratización de la tecnología.
Esta rivalidad no solo está redefiniendo los límites de la innovación en IA sino que también está forzando a los actores del mercado a reconsiderar sus estrategias. La acusación de OpenAI de que DeepSeek podría estar utilizando sus modelos para entrenar sus propios sistemas ha añadido un matiz de controversia y legalidad a la competencia, elevando la tensión entre ambas compañías. La comunidad tecnológica está ahora observando de cerca cómo se desarrollará esta disputa, que podría tener ramificaciones legales y de propiedad intelectual.
Desde la perspectiva mexicana, esta guerra de IA tiene implicaciones tanto económicas como políticas. México, en su búsqueda de un lugar en la economía digital, podría beneficiarse de la presión que DeepSeek está ejerciendo para bajar los costos de la tecnología de IA. Esto podría permitir a empresas y start-ups mexicanas acceder a tecnologías avanzadas sin las barreras financieras que antes imponían los grandes jugadores.
La rivalidad entre OpenAI y DeepSeek también plantea preguntas sobre la soberanía tecnológica y la dependencia de tecnologías extranjeras. Para México, la lección es clara: es crucial invertir en el desarrollo de IA local para no depender exclusivamente de soluciones foráneas. Esta competencia podría ser el impulso necesario para que el país redoble sus esfuerzos en investigación y desarrollo en el campo de la IA.
Además, esta disputa ha capturado la atención de figuras influyentes como Elon Musk, quien ha criticado en el pasado a ciertos enfoques de desarrollo de IA llevados a cabo por OpenAI. Musk podría ver el ascenso de DeepSeek como una validación de sus preocupaciones, añadiendo otro capítulo a su ya pública disputa con Altman.
La caída de NVIDIA y el ascenso de DeepSeek no son solo eventos aislados; representan un cambio tectónico en la industria de la IA que podría moldear el futuro de la tecnología a nivel global. Para México, este es un momento para reflexionar sobre cómo puede aprovechar estos cambios para fortalecer su posición en el mundo tecnológico, fomentando una política de innovación que sea tanto competitiva como inclusiva.