Olvera y Celaya brillan con oro sincronizado en el Mundial de Clavados

Con precisión y sincronía impecables, Osmar Olvera y Juan Celaya escribieron otro capítulo dorado para el clavado mexicano al conquistar la medalla de oro en la prueba sincronizada de trampolín en la Copa Mundial de Guadalajara. Los subcampeones olímpicos sumaron 430.23 puntos, superando a los chinos Yukang Hu y Jiuhuan Zhang (413.16) y a los británicos Anthony Harding y Jack Laugher (396.06), en una competencia donde demostraron por qué son referentes de la disciplina.

Desde el primer salto, los mexicanos mostraron una técnica depurada, combinando altura, limpieza en la entrada al agua y una química que solo años de entrenamiento conjunto pueden lograr. Mientras sus rivales cometieron pequeños errores, Olvera y Celaya mantuvieron la consistencia, especialmente en sus clavados más difíciles, sellando su victoria con un remate espectacular que arrancó ovaciones del público local.

Este triunfo se suma a una cosecha excepcional para México en el evento, que ya había logrado tres platas el día anterior: las gemelas Mía y Lía Cuevas en trampolín sincronizado femenino, Randal Willars y Kevin Berlín en plataforma sincronizada masculina, y Juan Celaya en la prueba individual de trampolín. Sin embargo, el oro de hoy reafirma el crecimiento del equipo nacional frente a potencias históricas como China, que aún lidera el medallero con siete oros.

 

China domina, pero México hace ruido
Aunque el gigante asiático se llevó la mayoría de los títulos en Guadalajara —incluyendo los de plataforma femenina y equipo mixto—, la actuación mexicana resaltó por su profundidad y versatilidad. Celaya, por ejemplo, compitió en tres finales en menos de 24 horas, demostrando resistencia y calidad. Mientras, Olvera, especialista en trampolín, confirmó su clase mundial con saltos de alta dificultad ejecutados a la perfección.

El cierre del Mundial este domingo prometió más emociones, con las finales de plataforma individual masculina —donde Willars buscaría su segundo oro— y los sincronizados femeninos. Pero más allá de los resultados, el evento dejó claro que México ya no es solo un invitado ocasional al podio, sino un rival constante para las grandes potencias.

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