Por Javier Macías
Las perspectivas de crecimiento en México no son optimistas, en el corto y mediano plazos. La falta de inversión y de una adecuada planeación de la economía nacional, así como la inflación, que impactará el poder de compra de los mexicanos, dejarán sin sonrisa al optimista Andrés Manuel López Obrador.
A ello, se sumarán problemas internacionales, como el conflicto entre Rusia y Ucrania, la restrictiva política monetaria mundial, en particular en Estados Unidos, donde se estima, además, podría haber una desaceleración del crecimiento e, incluso, una pequeña recesión, la cual afectará a la economía mexicana. Habrá quienes prendan veladoras, para pedir que no se presente una nueva ola de la pandemia.
El modelo económico nacional, que da tumbos, de acuerdo al estado de ánimo del mandatario, no podrá hacer frente, con éxito, a esas perspectivas económicas locales y mundiales. Mucho menos, cuando la prioridad para López Obrador son sus programas de Bienestar y sus obras faraónicas, a las que se les destinará más dinero, para que queden concluidas, antes de que termine la actual administración.
Hace unos días, López Obrador minimizó la pérdida de 300 mil empleos, sólo durante el mes de diciembre. Pero sin una estrategia de crecimiento y, sobre todo, de creación de empleos, será muy difícil que pueda recuperarlos durante el presente año. El jefe del Ejecutivo ya se va y los empresarios e inversionistas ya están observando a su posible sucesor y, en esta sucesión presidencial adelantada, canalizarán sus recursos económicos, para el apoyo de quien les pueda hacer una mejor oferta para sus empresas y su inversión.
Por su parte, el INEGI informó que durante diciembre de 2022, se perdieron en total 912 mil 14 empleos en México, tanto de carácter formal como informal; en este último se eliminaron 655 mil 772, mientras que en el primero 256 mil 242, cifra menor a los datos del IMSS, en donde se registró una reducción de 345 mil 705.
En ese panorama, los especialistas estiman que el crecimiento económico del país será por debajo del uno por ciento, lo que impactará con una mayor desocupación y un número más amplio de pobres.
Para el presidente López Obrador esa es una buena noticia; con un mayor número de pobres, tendrá más apoyo. “Ayudar a los pobres –dijo hace unas semanas– no es un asunto personal, es por estrategia política”. Por ello, destinará más recursos, sobre todo para que apoyen a su corcholata en las elecciones del próximo año.
No obstante, hay que reconocer que el incremento en los salarios, la entrega de recursos económicos a través de los programas de Bienestar y la cada vez mayor llegada de remesas, han permitido mantener e incluso tener un mayor consumo, con un impacto importante en la dinámica de crecimiento. De ahí que el mandatario festine cada vez que se rompe el record con la llegada de recursos económico, que envían los mexicanos a sus familias en territorio nacional.
El presidente López Obrador tiene que hacer muchísimo más por la economía nacional. Uno de sus retos fundamentales será combatir la inflación. Hasta ahora la ha enfrentado mediante un aumento en la tasa de interés de referencia. En diciembre pasado, la Junta de Gobierno el Banco de México la incrementó en 50 puntos base, para llevarla a 10.50%, el nivel más alto desde mayo de 2001.
Cuando hicieron el anuncio, Banxico explicó que “hacia adelante se valorará la necesidad de ajustes adicionales en la tasa de referencia y la magnitud de los mismos, de acuerdo a las circunstancias prevalecientes”.
Cabe recordar que la próxima reunión monetaria de la Junta de Gobierno está programada para el 9 de febrero. Es decir, en 12 días, se conocerá la estrategia de Banxico y del gobierno de López Obrador para hacer frente a la inflación, durante el presente año.
De entrada, hay que señalar que difícilmente el banco central podrá aminorar la tendencia inflacionaria, sólo con el aumento de la tasa de interés de referencia. Y la estrategia del gobierno debe ir más allá de un acuerdo con los empresarios para controlar el precio de la canasta básica.
Lo que haga o deje de hacer la administración, en esos días, dependerá el crecimiento económico y su impacto en la economía de los mexicanos.