Por Juan Pablo Ojeda
Las olas de calor extremo, caracterizadas por aumentos significativos y prolongados de temperatura, son un fenómeno climático que ha crecido en frecuencia y severidad debido al calentamiento global. Sin embargo, un reciente estudio realizado por científicos de Estados Unidos y Austria ha revelado un fenómeno aún más sorprendente: olas de calor tan extremas y repetidas que desafían las predicciones de los modelos climáticos tradicionales.
El hallazgo, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), muestra que ciertas regiones del mundo están experimentando olas de calor que van más allá de lo que cualquier modelo de calentamiento global puede prever. A partir de los datos recabados, los investigadores elaboraron el primer mapa mundial que identifica las regiones afectadas por estos eventos extremos, mostrando áreas como el este de Australia, el norte de Groenlandia, Sudamérica y el Ártico.
Impactos devastadores de las olas de calor
Las olas de calor extremas han tenido un impacto grave en las últimas décadas, causando la muerte de decenas de miles de personas, además de destruir cultivos y provocar incendios forestales. El autor principal del estudio, Kai Kornhuber, científico adjunto en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia en Nueva York, señaló que estas olas de calor no solo son el resultado del calentamiento global, sino también de interacciones físicas complejas que aún no comprendemos completamente.
«Estas regiones se convierten en invernaderos temporales», explicó Kornhuber, al referirse a las condiciones atmosféricas excepcionales que agravan la situación. Este fenómeno ha planteado nuevos desafíos, ya que la frecuencia y la intensidad de las olas de calor están superando las predicciones de los modelos climáticos tradicionales.
La preocupación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) ha advertido repetidamente sobre los riesgos de las olas de calor debido al cambio climático. En sus informes, el IPCC destacó que estos fenómenos se intensificarán y se volverán más frecuentes a medida que aumenten las temperaturas globales. Las olas de calor afectan gravemente la salud humana, especialmente entre las poblaciones vulnerables, y pueden provocar muertes relacionadas con el calor, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, y estrés térmico en las zonas urbanas.
Además de su impacto en la salud, las olas de calor afectan a la agricultura, reduciendo la disponibilidad de agua y aumentando el riesgo de incendios forestales. Esto pone en riesgo la seguridad alimentaria y el abastecimiento de agua en muchas regiones.
Un fenómeno que va más allá del calentamiento global
Una de las principales novedades del estudio es la identificación de las «oluciones térmicas» que podrían estar ocurriendo en ciertas regiones, lo que convierte a esas áreas en «invernaderos temporales». Los investigadores han sugerido que las olas de calor extremas no solo son producto del calentamiento global, sino también de una serie de interacciones físicas complejas a nivel local y global. Estas condiciones atmosféricas excepcionales dificultan la explicación de las olas de calor únicamente en términos de calentamiento global.
Una hipótesis previa sugería que las olas de calor extremas están relacionadas con las ondulaciones del chorro polar, un fenómeno en el que el calentamiento más rápido del Ártico desestabiliza la corriente de aire que circunda el hemisferio norte, provocando que el aire caliente se desplace hacia latitudes más altas. Sin embargo, el nuevo estudio pone énfasis en que el fenómeno de «invernaderos temporales» podría ser un factor determinante.
Además, el estudio revela que las áreas más afectadas por estos eventos incluyen China, Japón, Corea del Sur, la península arábiga, el este de Australia y diversas zonas de África, Canadá y Siberia, y plantea que la combinación de factores locales y globales está detrás de las olas de calor extremas.
Un llamado de alerta para los modelos climáticos
Raúl Cordero Carrasco, investigador en clima de la Universidad de Santiago de Chile, comentó que este estudio confirma que los modelos climáticos actuales subestiman la frecuencia e intensidad de las olas de calor. Según Cordero, «el empeoramiento de la situación que pronostican los modelos podría ser mucho peor y más rápido de lo proyectado». Los investigadores destacan la importancia de ajustar los modelos climáticos para tener en cuenta estas interacciones complejas, ya que las olas de calor extremas podrían ser más frecuentes de lo que los científicos habían anticipado.