Un equipo de científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) ha realizado un descubrimiento asombroso en el protocúmulo de la Telaraña, un cúmulo de galaxias en formación ubicado en el universo temprano. Gracias a las capacidades del telescopio espacial James Webb, los investigadores pudieron observar galaxias que anteriormente estaban ocultas por el polvo cósmico, lo que les permitió obtener nuevas perspectivas sobre una de las estructuras más grandes del cosmos.
El protocúmulo de la Telaraña: un lugar clave en el universo temprano
El protocúmulo de la Telaraña, que se encuentra a más de 10 mil millones de años luz de la Tierra, ha sido objeto de estudio debido a su fascinante naturaleza. Es un cúmulo de galaxias en formación, compuesto por más de cien galaxias conocidas, lo que lo convierte en un lugar crucial para entender la evolución de las grandes estructuras cósmicas. Su luz ha viajado más de 10 mil millones de años para llegar hasta nosotros, lo que nos permite observar cómo eran las primeras etapas de la formación de galaxias.
El papel del telescopio espacial James Webb
El hallazgo de estas nuevas galaxias fue posible gracias a las capacidades del telescopio espacial James Webb, un proyecto conjunto de la NASA, la ESA y la CSA. Utilizando el instrumento NIRCam del telescopio, los investigadores pudieron observar el protocúmulo en el espectro infrarrojo, lo que permitió superar la interferencia del polvo cósmico que oscurecía la visión de las regiones más distantes y de difícil acceso.
Gracias a estas observaciones, se descubrió la presencia de galaxias previamente desconocidas dentro del protocúmulo. Estas galaxias, que en su mayoría están en las primeras etapas de su formación, ofrecen una visión única de cómo se construyen las grandes «ciudades» de galaxias en el universo.
Sorprendentes descubrimientos sobre la formación de galaxias
El investigador principal del proyecto, Helmut Dannerbauer, explicó que si bien ya se sospechaba que el protocúmulo podría contener más galaxias, se sorprendieron al descubrir cuántas nuevas galaxias se encontraban allí. Además, las observaciones revelaron que las galaxias que ya se conocían en el protocúmulo no estaban tan oscurecidas por el polvo cósmico como se pensaba, lo que fue otro hallazgo inesperado.
Este descubrimiento también ha cambiado las teorías sobre la formación de galaxias. A diferencia de lo que se pensaba anteriormente, las nuevas galaxias no parecen haber crecido principalmente a través de interacciones o fusiones con otras galaxias. En cambio, se cree que su crecimiento se debe a la acumulación de gas en diferentes partes de las grandes estructuras cósmicas, como el protocúmulo de la Telaraña.
Los investigadores del IAC planean continuar su estudio de las nuevas galaxias utilizando espectroscopía para caracterizar mejor sus propiedades físicas. Estas observaciones podrían ofrecer más detalles sobre los procesos que impulsan la formación de estrellas y el crecimiento de las galaxias en el universo temprano.
Este descubrimiento no solo amplía nuestro conocimiento sobre la evolución de las galaxias, sino que también pone de manifiesto el potencial del telescopio James Webb para desvelar secretos del universo que antes eran inaccesibles.