CDMX a 20 de abril, 2024.- En un contexto marcado por tensiones y declaraciones explosivas, el ministro en retiro Arturo Zaldívar acusa a la ministra presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, de orquestar una «cacería de brujas» en su contra. Zaldívar, quien también es colaborador de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum, alega que Piña filtró una denuncia anónima que lo involucra, desencadenando un debate jurídico y mediático sobre la transparencia y la ética en el máximo tribunal de México.
Mientras Zaldívar intensifica sus acusaciones, otras voces en el Poder Judicial y la política se alzan para cuestionar la validez y las intenciones detrás de sus afirmaciones. El ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, propuesto por el presidente López Obrador, rechaza la idea de una persecución contra Zaldívar, describiendo la situación como un «periodo de rendición de cuentas» normal en cualquier democracia. Por otro lado, el senador Germán Martínez cuestiona la falta de pruebas contundentes que sustenten las denuncias de Zaldívar, instándolo a presentar evidencia concreta si desea mantener la credibilidad de sus acusaciones.
Zaldívar sostiene que, antes de hacerse pública la denuncia anónima, ya había señales de una investigación admitida por Piña, con un flujo de información supuestamente dirigido desde su oficina. Esto, argumenta, revela no solo una filtración, sino una estrategia deliberada para influenciar la opinión pública y el proceso electoral en curso.
Este enfrentamiento no es solo una disputa entre figuras prominentes del Poder Judicial; refleja una lucha más amplia por el control y la dirección del sistema judicial en tiempos de cambio político significativo en México. La supuesta filtración y las acusaciones de Zaldívar podrían tener implicaciones duraderas para la percepción de la justicia y la integridad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.