Con el 56% de los votos, Daniel Noboa fue reelegido presidente de Ecuador, superando a la candidata correísta Luisa González. A pesar de la ventaja de casi 12 puntos, González ha rechazado los resultados, denunciando un supuesto «grotesco fraude electoral» .
El país enfrenta una grave crisis de seguridad, situándose en los últimos años como el más violento de América Latina, con un promedio de un asesinato por hora. Este contexto de violencia está impulsado por clanes de narcotráfico, siendo el puerto de Guayaquil un punto clave en la exportación de cocaína hacia Europa .
Observadores internacionales, como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE), respaldaron el proceso electoral, destacando su transparencia y profesionalismo .
Noboa ha implementado medidas de excepción y operativos militares para enfrentar al crimen organizado, declarando un estado de «conflicto armado interno» en enero de 2024 . Su enfoque ha sido comparado con el del presidente salvadoreño Nayib Bukele, conocido por sus medidas agresivas contra las pandillas.
La relación de Noboa con el expresidente estadounidense Donald Trump también marca un giro en la política exterior ecuatoriana. A finales de marzo, ambos mandatarios se reunieron en Washington, y Trump expresó su apoyo a Noboa, calificándolo como un «gran líder» .
Con este nuevo mandato, que se extiende hasta 2029, Noboa se enfrenta al desafío de consolidar la gobernabilidad, contener la crisis de violencia y responder a una oposición que no cede. La legitimidad política que consiga en los próximos meses dependerá no solo de los resultados en seguridad, sino también de su capacidad para reducir las tensiones sociales.