Por Juan Pablo Ojeda
En la mañana del 20 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) defendió con firmeza su política de austeridad republicana durante su gestión, asegurando que no será necesario aumentar impuestos ni implementar una reforma fiscal en el próximo sexenio de Claudia Sheinbaum, siempre y cuando se mantenga el combate a la corrupción que él ha promovido.
En una conferencia de prensa en el Salón de la Tesorería de Palacio Nacional, López Obrador destacó que, a lo largo de su administración, se ha evitado el mal uso de los recursos públicos y que los funcionarios no han disfrutado de lujos como ocurrió en administraciones pasadas. “Estoy a favor de no aumentar impuestos. Si se combate la corrupción y se mantienen políticas de austeridad, no hace falta”, expresó el presidente, quien se prepara para alejarse de la vida pública.
AMLO hizo hincapié en que la austeridad y la reducción de lujos en el gobierno han permitido generar ahorros significativos. Afirmó que si se evitan las extravagancias, como los altos salarios y los privilegios para funcionarios, los ingresos del gobierno son suficientes para sostener la economía sin necesidad de nuevas cargas fiscales para los ciudadanos.
Esta postura surge en un contexto de incertidumbre, ya que los cambios de sexenio en México a menudo implican ajustes en la política fiscal, lo que genera temores sobre aumentos en impuestos. López Obrador recordó ejemplos de gobiernos anteriores, como el de Carlos Salinas de Gortari en 1988, que incrementó el IVA, y el de Ernesto Zedillo, que también ajustó la recaudación fiscal. Sin embargo, el presidente aseguró que en esta transición no será necesario adoptar medidas similares.
“No es necesario hacer una reforma fiscal, solo hay que evitar la evasión fiscal y que no haya privilegios para los poderosos”, comentó. Reiteró que actualmente “hay recursos suficientes”, lo que permite que Sheinbaum no deba recurrir a aumentos o a la creación de nuevos impuestos que afecten a la población.
Desde su llegada al poder en 2018, López Obrador ha impulsado la “Austeridad Republicana”, una política destinada a reducir el gasto público superfluo y canalizar esos recursos hacia programas sociales y obras de infraestructura. Esta estrategia, que ha incluido la reducción de salarios de altos funcionarios y la eliminación de privilegios, continuará bajo el mandato de Claudia Sheinbaum a partir del 1 de octubre.
Los principios de la austeridad republicana incluyen la disminución de salarios para evitar que ningún funcionario gane más que el presidente, la eliminación de beneficios adicionales como seguros médicos privados, la reducción de gastos administrativos mediante la fusión de dependencias, y un enfoque firme en la transparencia y el combate a la corrupción.
Con estas declaraciones, López Obrador busca tranquilizar a la población sobre el futuro económico del país y dejar un legado de responsabilidad fiscal que su sucesora deberá seguir.