La decisión de Netflix de cobrar extra a clientes que compartan su usuario volverá a la plataforma estadounidense «menos competitiva» en países de América Latina, sostuvo el especialista Santiago Marino.
El experto desestimó un aumento de la piratería pero advirtió que la medida se choca con un principio básico de internet.
La plataforma estadounidense Netflix decidió ampliar a otros países de América Latina el cobro extra para los usuarios que quieran compartir su cuenta con otros fuera de su hogar, una función ya existente en Chile, Perú y Costa Rica.
A través de un comunicado, la compañía anunció que quienes a partir del 22 de agosto se adhieran al servicio de casa extra tendrán que abonar un sobrecargo de aproximadamente un dólar en Argentina, El Salvador, Guatemala, Honduras y República Dominicana.
«Nos encanta que nuestros miembros disfruten tanto las películas y series de Netflix que quieran compartirlas con otras personas. En la actualidad, sin embargo, la práctica extendida de compartir cuentas entre distintos hogares afecta nuestra capacidad a largo plazo de invertir en nuestro servicio y mejorarlo», sostuvo Chengyi Long, directora de Innovación de Productos de Netflix.
El experto en políticas y mercados del espacio audiovisual ampliado Santiago Marino consideró que la medida «se incluye en la serie de estrategias que está desarrollando Netflix en búsqueda de optimizar su modelo de negocios».
El experto sostuvo que, si bien Netflix es una empresa global que a lo largo de muchos años logró consolidar un paradigma para el mercado de las OTT [compañías que ofrecen servicios, contenidos audiovisuales y de datos] audiovisuales, la actualidad le presenta otros desafíos.
«Desde hace un tiempo a esta parte, en el contexto de lo que se llama ‘la guerra por el streaming’, empieza a tener que competir con una serie de jugadores, que también son globales como Netflix, pero tienen algunas ventajas competitivas como el contenido original, porque estamos hablando de sellos cinematográficos que se convierten en plataformas», explicó Marino.
Para el analista, la plataforma no escapa a los embates de una crisis económica global, la post pandemia y el impacto de las sanciones económicas a Rusia. Un cóctel que, sumado a «una crisis específica de Netflix», la obliga a intentar a buscar nuevas fuentes de ingreso. «En algunos países vemos que va a desarrollar la inclusión de publicidad y en otros países va a cobrar extra por casas que se conecten», apuntó.
«Son proyectos, que son iniciativas que en algunos casos, si son exitosas, vendrán para quedarse y se ampliarán a otros países y en otros casos serán ensayos que entraran en la lógica del ensayo y error», expresa el especialista argentino.
Marino señaló que Netflix busca «transformar su paradigma» inicial, que incluso promocionaba de forma «graciosa o empáticamente» la idea de compartir contraseñas entre usuarios, a uno más estricto en el que cada uno debe pagar por su propio perfil.
Sin embargo, la nueva política de la plataforma podría chocar contra una cultura característica de internet.
«Internet está basado en compartir. De hecho, la industria de la música atravesó esta situación hace muchos años cuando con Ares compartimos archivos de canciones y lo resolvió creando una plataforma que es Spotify, que entre otras cosas permite compartir con un modelo de negocio diferente al de Netflix», recalcó.
Las plataformas que compiten con Netflix lo hacen con distintos mecanismos, o desarrollan un mecanismo premium como los grupos familiares que cobran un poco más por cuentas a compartir.
«No imagino un escenario donde cada persona pague por su propia cuenta porque, por ejemplo Netflix, tiene como usuarios a personas que no tienen ingresos: niños, niñas y adolescentes», indicó Marino.