En un mundo donde cada vez más personas deciden no tener hijos, surge una pregunta crucial: ¿qué sucede con nuestros bienes cuando fallecemos sin herederos directos? La falta de testamentos ha llevado a que muchos jóvenes y adultos sin descendencia se enfrenten a la posibilidad de que sus propiedades pasen a parientes lejanos o incluso a organizaciones benéficas, un fenómeno conocido como «heredero sonriente».
¿Qué es un heredero sonriente?
El término «heredero sonriente» se refiere a aquellas personas que reciben una herencia de manera inesperada por parte de parientes lejanos. También puede incluir a organizaciones benéficas que son beneficiadas mediante donaciones en el testamento. En Estados Unidos, este fenómeno es relativamente común y se denomina así porque los herederos no esperaban recibir tal beneficio y no tienen una relación cercana con el fallecido.
Opciones cuando no hay herederos directos
Según el Código Civil Federal de México, si una persona fallece sin dejar un testamento, se realiza un juicio de sucesión intestamentaria para repartir los bienes entre los familiares más cercanos. Si no existen herederos, la herencia pasa a la Beneficencia Pública. Sin embargo, estas opciones no siempre reflejan la voluntad del difunto. Por ello, surge la figura del heredero sonriente como una alternativa más personalizada.
Testamento solidario: legar a organizaciones benéficas
Para quienes desean que sus bienes beneficien a causas nobles, el testamento solidario es una excelente opción. Este tipo de testamento permite designar a organizaciones no lucrativas como herederas universales o beneficiarias de un porcentaje específico de los bienes. Según Unicef México, las organizaciones benéficas que reciben herencias deben cumplir con las normativas establecidas en la Ley de Beneficencia Privada, garantizando que los fondos se utilicen conforme a la voluntad del donante.
Heredar a una asociación religiosa
Las herencias destinadas a asociaciones religiosas también están reguladas. La Constitución de México, en su artículo 27, establece limitaciones sobre cómo las iglesias pueden adquirir y administrar bienes para evitar la acumulación excesiva de riqueza. Esto asegura que las donaciones sean manejadas de manera transparente y en beneficio de la comunidad.
Personas sin hijos y sus decisiones patrimoniales
Un estudio de Yale Law School revela que las personas sin hijos tienden a destinar una mayor parte de su patrimonio a la caridad, amigos y familiares lejanos. En promedio, estas personas podrían destinar alrededor del 10% de su patrimonio a obras de caridad, más del triple de lo que están dispuestas a donar quienes tienen descendencia.
Desafíos al nombrar un albacea
Una de las preocupaciones más grandes al elaborar un testamento es asegurar que habrá suficiente apoyo económico y emocional en la vejez. Las personas sin hijos a menudo enfrentan dificultades al nombrar un albacea, ya que no tienen descendientes a quienes confiar esta responsabilidad. Jay Zigmont, asesor financiero, recomienda no utilizar la herencia como un incentivo para que alguien cuide de uno en la vejez, ya que podría llevar a conflictos de interés.
En un contexto donde cada vez más personas optan por no tener hijos, es esencial planificar adecuadamente la distribución de los bienes. Considerar opciones como el testamento solidario o designar herederos sonrientes puede asegurar que los deseos del individuo sean respetados y que sus bienes beneficien a quienes realmente desean, ya sean familiares lejanos o causas benéficas. No dejar de lado la planificación patrimonial es fundamental para evitar que los bienes terminen en manos que no reflejan la voluntad del fallecido.