El mundo de la ciencia y la medicina se encuentra de luto tras la muerte de Sammy Basso, un joven científico italiano de 28 años que dedicó su vida a investigar la progeria, la rara enfermedad que él mismo padecía. Sammy, que sufría de progeria de Hutchinson-Gilford, una condición que provoca un envejecimiento acelerado desde una edad temprana, se convirtió en el paciente más longevo con esta enfermedad, superando con creces la esperanza de vida promedio de 15 años para quienes la padecen.
Sammy Basso no solo fue un símbolo de lucha, sino un ejemplo de superación personal. A pesar de los desafíos de su condición, se dedicó a la ciencia, obteniendo títulos en Ciencias Naturales y Biología Molecular en la Universidad de Padua. Desde muy joven, Sammy mostró interés en comprender mejor su enfermedad y en buscar posibles tratamientos que pudieran mejorar la vida de otros pacientes con progeria.
A los 10 años, con el apoyo de sus padres, fundó la Asociación Italiana Progeria Sammy Basso, con el objetivo de recaudar fondos y promover la investigación sobre esta rara enfermedad. Con esta plataforma, Sammy se convirtió en una voz importante en la lucha por la visibilidad de la progeria, y su historia inspiró a muchas personas alrededor del mundo. Participó en documentales, entrevistas y recibió premios, incluyendo el prestigioso premio «Ciencia y Medicina Sam Berns».
Basso fue reconocido en 2021 como Caballero de la Orden del Mérito en Italia por el presidente Sergio Mattarella, un reconocimiento a su incansable trabajo por mejorar la calidad de vida de los pacientes con progeria y por su contribución a la ciencia.
Sammy falleció de forma repentina en un restaurante en Treviso, Italia, mientras cenaba. Su muerte ha conmocionado a la comunidad científica y a todos aquellos que lo conocieron. Tan solo unos días antes de su fallecimiento, había regresado de un viaje a China, mostrando su espíritu aventurero y su deseo de vivir cada momento al máximo.
A pesar de las numerosas cirugías y tratamientos que debió enfrentar a lo largo de su vida, Sammy siempre se presentó con una sonrisa y un optimismo contagioso. Su vida, aunque marcada por la enfermedad, estuvo llena de logros y un sentido del humor que le ganó el cariño y admiración de muchas personas.
Sammy Basso no solo fue un científico brillante, sino un ejemplo de resiliencia. Vivió el doble de tiempo que la mayoría de los pacientes con progeria, lo que lo convierte en una inspiración para todas las personas que enfrentan desafíos médicos. Su legado perdurará no solo en los avances científicos que impulsó, sino también en las vidas de quienes lo conocieron y lo admiraron.
La Asociación Italiana Progeria Sammy Basso, que él fundó, continuará con su misión de investigar la progeria y buscar una cura para esta devastadora enfermedad. En un emotivo mensaje compartido en redes sociales, sus familiares y amigos agradecieron por haber tenido la oportunidad de compartir su vida y su espíritu de lucha, recordándolo como una luz que nunca se apagará.