La Crolumna / Javier Macías
Morenistas emputados acusaron a legisladores de oposición de traidores a la patria, los enjuiciaron y sentenciaron al linchamiento social y, ahora, los mandan al “paredón pacífico”, para que los mexicanos, “con su pluma, con su lápiz los fusilen”. Los diputados imputados, que osaron votar en contra de la reforma eléctrica de Andrés Manuel López Obrador, se declaran víctimas del discurso de odio y la violencia del gobierno y su partido, pero no atinan en desplegar una estrategia de comunicación política, para hacer frente a esta situación.
Aquella mañana del 8 de abril, sin su sonrisa fingida ni sus largas pausas, el presidente López Obrador espetó: “Les digo a los legisladores que lo piensen, porque se van a exhibir como traidores a la patria. Que lo piensen. No es un amenaza, ni siquiera una advertencia, es hasta una recomendación de buena fe; es un consejo…”
En esa mañanera, Andrés Manuel se dijo contento, porque un día antes, la Suprema Corte de Justicia reconoció la constitucionalidad de diversos artículos de la Ley de la Industria Eléctrica. “Si deciden no votar por la reforma constitucional, que sepan que nosotros, ya con la decisión de ayer, tenemos la protección básica que nos importaba”.
Pero no, no fue suficiente, porque después de su recomendación de buena fe, de su consejo, dijo a los opositores: “Desde luego, si se asumen como representantes del pueblo, si no han internalizado que son representantes del pueblo o no les importa, o eso nada más lo tienen por encimita, pues contra el cinismo y el cretinismo no hay nada que hacer, no hay nada que hacer frente a la hipocresía. Pero no está de más, a nadie se le debe negar un consejo”.
La noche del domingo 17 de abril, con 275 votos a favor, 223 en contra y 0 abstenciones, el dictamen de reforma eléctrica no alcanzó la mayoría calificada; es decir, las dos terceras partes de los legisladores, para que fuera aprobado.
Los diputados de oposición hicieron caso omiso al consejo. Pero los dirigentes y los legisladores de Morena interpretaron ese “se van a exhibir”, en “los vamos a exhibir como traidores a la patria”. Dos días después de la votación, con afiches similares a los de “se busca”, al estilo del viejo oeste, emprendieron una campaña, que estigmatiza a los legisladores “rebeldes”.
Primero, difundieron los carteles, a través de sus redes sociales. Al día siguiente, enviaron a sus simpatizantes a colocarlos en las oficinas que tienen los legisladores en sus respectivos distritos electorales.
Periodistas, académicos, intelectuales y algunos usuarios de redes, trataron de apoyar a los diputados de oposición. Hicieron carteles similares con cuestiones chuscas, como “Yo soy traidor a la patria porque soy limosnera y con garrote”, “… porque le pongo sprite al mezcal”, “…soy compradora compulsiva”. Con ello, pretendían minimizar la campaña de Morena.
El 21 de abril, López Obrador defendió la campaña, justificando que está en el Código Penal el delito de traición a la patria y tiene una pena de 5 a 40 años de prisión y una multa de 50 mil pesos.
“Que cada quien se haga responsable de sus actos, pero que no se rasguen las vestiduras diciendo ‘no quiero que me digan que soy traidor’ cuando consciente o inconsciente ayude a las empresas extranjeras que buscaban destruir a la empresa pública Comisión Federal de Electricidad y dañar a millones de consumidores mexicanos, porque votaron, consciente o inconsciente, a favor de Iberdrola”, dijo.
Un día después, diputados imputados de la coalición Va por México (PAN, PRI y PRD), denunciaron, ante la Fiscalía General de la República (FGR), al presidente López Obrador y a Morena por la campaña “traidores a la patria”. La panista Mariana Gómez del Campo, señaló que están cansados de las amenazas, la violencia y los discursos de odio en su contra.
Este domingo, Morena organizó el Festival por la Soberanía Nacional, en el cual el líder del partido, Mario Delgado, anunció que llevarán a cabo una consulta para que el pueblo de México decida si se denuncia, por traición a la patria, a quienes votaron en contra de la reforma eléctrica.
Ignacio Mier, coordinador parlamentario de los morenistas en la Cámara de Diputados, pidió que le den “las gracias al movimiento, a mi partido, a Morena, porque pusieron ese paredón pacífico para que los mexicanos, con su pluma, con su lápiz, los fusilen por traidores, de manera pacífica…”
La estrategia
La orden salió de Palacio Nacional. Forma parte de la estrategia de fomentar la división, la estigmatización y la descalificación del adversario. Pretenden demeritarlos o promover el desprestigio. Morena apela a las emociones de la población, en particular el miedo, con la presentación de futuros escenarios catastróficos. Y la gran prueba de su estrategia, serán los próximos comicios en seis estados.
La consulta, que anunció Mario Delgado, es sólo el pretexto para continuar con la movilización nacional, en particular en esas seis entidades. Los legisladores ya no estarán en periodo de sesiones y tendrán todo el tiempo, para ser los principales promotores de esta campaña negra, en contra de la oposición.
Los diputados opositores sólo han desarrollado una comunicación reactiva, pero lamentablemente, está enfocada en la victimización. Recurren al artículo 61 de la Constitución, que establece que “Los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos, y jamás podrán ser reconvenidos por ellas”.
Tienen la razón jurídica porque, es una de las prerrogativas de los legisladores para expresarse, en su actividad parlamentaria, con plena libertad, a fin de que en sus intervenciones y votos, no estén sujetos a censura o posible persecución penal. Sobre todo, porque con su voto en contra de la reforma, no se configura delito alguno.
Pero necesitan desplegar una estrategia de comunicación política, porque los morenistas ya les llevan buena ventaja.