La tensión entre el empresario Claudio X. González y la presidenta Claudia Sheinbaum ha alcanzado nuevos niveles. En un tuit explosivo, González acusó a Sheinbaum de convertir a Morena en una versión moderna del viejo PRI, comparándolo con las épocas de Luis Echeverría y José López Portillo.
El empresario no se anduvo con rodeos. Soltó la bomba en X (antes Twitter), diciendo que Morena es la «reencarnación» del PRI populista y hegemónico. Según él, Sheinbaum está reforzando un proyecto «autoritario, destructivo y retrógrada».
La presidenta no se quedó callada. En una de sus conferencias mañaneras, le devolvió el golpe a González llamándolo «junior tóxico». Sheinbaum argumentó que todo lo que González toca termina mal, poniendo como ejemplo la alianza PAN-PRI-PRD.
Este no es el primer round entre estos dos pesos pesados de la política mexicana. González ha sido un crítico feroz del gobierno actual y del anterior de AMLO. La cosa se puso más caliente cuando el empresario tachó a Sheinbaum de «inepta» por la aprobación de la reforma de «supremacía constitucional».
El conflicto entre González y Sheinbaum va más allá de lo personal. Representa el choque entre dos visiones distintas para México:
- Por un lado, González y la oposición temen un regreso al autoritarismo del viejo PRI.
- Por otro, Sheinbaum y Morena defienden su proyecto como una transformación necesaria para el país.
Con las elecciones a la vuelta de la esquina, este enfrentamiento podría ser solo el principio. La pregunta es: ¿Cómo afectará esta guerra de declaraciones al panorama político mexicano?
Lo único seguro es que, en esta pelea, los mexicanos somos los que estamos en medio, tratando de separar la paja del trigo en busca de la verdad.