Por Juan Pablo Ojeda

Decenas de migrantes fueron trasladados el pasado 22 de enero al Instituto Nacional de Migración (INM) en Hermosillo, Sonora, luego de ser deportados de Estados Unidos. Este traslado ocurre en el contexto de las medidas adoptadas por el presidente estadounidense Donald Trump, quien ordenó el retorno de migrantes a México tras su toma de posesión, como parte de sus políticas de inmigración.

Los migrantes fueron transportados en autobuses y camionetas, vehículos que estuvieron bajo la custodia de elementos de la Guardia Nacional para garantizar el orden y la seguridad durante el proceso. A su llegada a las instalaciones del INM en Hermosillo, personal de la institución tomó los datos de los migrantes y realizó los trámites necesarios para su registro.

Ante la llegada masiva de personas, el Gobierno local habilitó el Gimnasio Ana Gabriela Guevara como un albergue temporal para los deportados, ofreciendo un lugar seguro donde los migrantes puedan recibir atención básica mientras se realizan los procedimientos correspondientes.

Se estima que entre 200 y 600 personas han sido deportadas hacia Sonora, quienes ingresaron a México por la garita Dennis DeConcini, ubicada en Nogales. Esta situación marca el inicio de un proceso de deportaciones que podría extenderse, debido a las políticas más estrictas que Trump ha puesto en marcha desde su llegada a la Casa Blanca.

El retorno de migrantes a México, especialmente a estados fronterizos como Sonora, es parte de las acciones que Estados Unidos ha comenzado a implementar como respuesta a la creciente migración de personas desde América Central y otros países, buscando frenar el flujo de inmigrantes indocumentados hacia su territorio.

En el caso de los migrantes que llegaron a Hermosillo, las autoridades locales y federales continúan trabajando para brindarles el apoyo necesario, aunque los retos persisten en términos de la atención integral de las personas deportadas y su integración a la vida en México.