México y la ONU: ¿cooperación o simulacro diplomático con guion reciclado?

Por Bruno Cortés

La ONU vuelve a tocar la puerta… y México jura que en casa todo está en orden
En pleno 2025, cuando uno pensaría que el gobierno mexicano estaría ocupado afinando estrategias para enfrentar la violencia o al menos actualizando el PowerPoint con cifras creíbles, la ONU decidió que era hora de preguntar: “Oye México, ¿y tus desaparecidos?” Y no, no fue una indirecta. Fue una solicitud formal del Comité contra la Desaparición Forzada (CED), bajo el temido y poco conocido artículo 34. El gobierno, como actor que ya se sabe el libreto, salió a decir que no hay patrocinio estatal, que todo está bajo control y que claro, ¡cómo no!, cooperará gustosamente. ¿La realidad? Otra historia.

¿Qué es el artículo 34 y por qué debería importarnos?
El artículo 34 no es una receta de cocina ni una cláusula de contrato hipotecario. Es un mecanismo de la ONU que se activa cuando hay sospechas de que las desapariciones no son casos aislados, sino sistemáticos. Es decir, cuando ya no basta el discurso de “fue el narco”, “fue un hecho aislado” o “ya está en investigación”. Que el CED lo haya activado con México no es poca cosa: equivale a decir “tenemos razones para creer que el Estado no solo no evita las desapariciones, sino que quizá hasta las permite”.

México responde como si no pasara nada (pero nervioso)
La reacción del gobierno fue de manual: “rechazamos categóricamente”, “estamos comprometidos con la cooperación internacional”, “no somos un Estado que desaparece gente”. Y por si fuera poco, recordaron que han sido muy obedientes desde 2014, que han rendido informes, y que hasta han hecho reformas. Lo que no dicen es que, al 2023, había más de 111 mil personas desaparecidas. ¿Y en 2025? A nadie le gusta hablar de ese número. Es incómodo. No es trending topic. No da likes.

El problema no es solo la desaparición, sino la desaparición de la voluntad
Aquí es donde todo se complica: el Estado mexicano insiste en que el problema no es generalizado ni sistemático. Pero entonces, ¿cómo se explican los miles de casos sin resolver, las fosas clandestinas que se encuentran como si fueran setas en temporada de lluvia y la impunidad rampante? Decir que el Estado no patrocina las desapariciones es como decir que solo pasaba por ahí cuando alguien se cayó al pozo: técnicamente posible, pero moralmente inadmisible.

La ONU pregunta, México responde, pero el drama es nacional
El diálogo entre la ONU y México tiene algo de tragicomedia. La ONU se ve obligada a preguntar lo obvio. México responde con tono diplomático, pero detrás de ese discurso se esconde una verdad más turbia: los mecanismos para atender el problema no han funcionado. Y no lo decimos nosotros, lo dicen las familias que buscan a sus hijos con palas, con drones, con la desesperación como única brújula.

¿Qué nos dice la historia reciente?
México ratificó la convención en 2008. Desde entonces ha entregado informes, ha sido evaluado, ha aceptado recomendaciones. ¿Y los resultados? Pues ahí están los datos: más de 111 mil personas desaparecidas desde los 60. Los gobiernos pasan, los discursos se afinan, pero la gente sigue sin aparecer. En este escenario, la activación del artículo 34 es más que una nota diplomática: es un grito que exige coherencia.

El juego de la negación oficial
Negar el patrocinio estatal no exime de responsabilidad. Si el Estado no desaparece personas, pero tampoco las busca, ni las encuentra, ni castiga a los responsables, entonces la omisión se convierte en complicidad por pasividad. Es el viejo truco del mago que hace desaparecer la responsabilidad con una mano mientras con la otra presume la “cooperación internacional”.

Conclusión: entre el cinismo y el autoengaño
La activación del artículo 34 por parte del CED debería sacudir las conciencias políticas y mediáticas. Pero en México, donde la realidad se ajusta al discurso como un traje mal cortado, parece que lo importante no es resolver el problema, sino que no se note tanto. La ONU lo sabe, el gobierno lo sabe, y la sociedad civil también lo sabe. Pero como en toda buena tragicomedia nacional, el telón sigue subiendo… mientras abajo, la gente sigue desapareciendo.

¿Y tú, gobierno de México, vas a seguir diciendo que cooperas mientras el país entero grita que no encuentra a sus hijos?

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