Por Bruno Cortés
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, encabezará una reunión clave con empresarios estadounidenses en el US-Mexico CEO Dialogue. Este encuentro no es cualquier evento diplomático: en un momento en que México busca consolidarse como un destino atractivo para la inversión extranjera, esta conversación será decisiva para aclarar posturas y resolver tensiones que podrían definir el rumbo económico del país en los próximos años. La política energética, las reformas judiciales y el impulso del nearshoring son solo algunos de los temas más complejos sobre la mesa. ¿Será esta reunión suficiente para devolver la confianza en el mercado mexicano o quedará como una promesa más?
La expectativa más inmediata es que se anuncien nuevas inversiones extranjeras. La tendencia del nearshoring —donde las empresas buscan trasladar sus operaciones más cerca de Estados Unidos para evitar riesgos globales— ha puesto a México en una posición estratégica. Sin embargo, aunque hay interés, las empresas no están listas para comprometerse sin garantías claras. Los empresarios necesitan más que discursos optimistas: requieren señales concretas de que el país está listo para ofrecer seguridad jurídica y condiciones estables para operar a largo plazo.
Uno de los puntos más sensibles será la reforma judicial que el gobierno ha impulsado recientemente. Esta iniciativa ha generado preocupación entre los inversionistas, quienes temen que los cambios en el sistema de justicia afecten la seguridad de contratos y litigios empresariales. En este contexto, Sheinbaum buscará calmar las dudas y ofrecer explicaciones que generen confianza. Sin embargo, algunos sectores consideran que las ambigüedades legales aún persisten, y que estas reformas podrían complicar más de lo que resuelven.
Otro tema delicado será la política energética. Las decisiones del gobierno mexicano, centradas en fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y a Petróleos Mexicanos (Pemex), han sido duramente criticadas por el sector privado, tanto nacional como extranjero. Empresas estadounidenses han señalado que estas políticas inhiben la inversión en energías renovables y proyectos privados. Si bien se espera que Sheinbaum dé un mensaje conciliador, la falta de claridad en las reglas del juego sigue siendo un obstáculo para atraer nuevos capitales.
Desde una perspectiva optimista, esta reunión podría servir como una oportunidad para fortalecer las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos. Con la revisión del T-MEC en el horizonte para 2026, ambos gobiernos tienen incentivos para mantener una colaboración sólida. Sin embargo, los analistas advierten que sin ajustes claros en la política interna, las empresas podrían optar por otros destinos en América Latina, como Brasil o Colombia, que están ofreciendo mejores condiciones para la inversión.
Sheinbaum ha insistido en su propuesta de crear «polos de bienestar», una estrategia que busca que las inversiones no solo impulsen el crecimiento económico, sino que también mejoren las condiciones sociales en diversas regiones. Esta idea plantea un enfoque más equilibrado, donde la inversión se traduzca en mejoras reales en salarios, infraestructura y calidad de vida. Sin embargo, los críticos argumentan que esta propuesta es aún ambigua y carece de un plan claro de implementación.
A pesar de las dudas sobre las reformas, México sigue siendo atractivo para las empresas estadounidenses por su ubicación geográfica, su red de tratados comerciales y su fuerza laboral competitiva. Si Sheinbaum logra transmitir seguridad y estabilidad, podría generarse un aumento significativo en la inversión extranjera directa, lo que daría un respiro a la economía mexicana en un momento en que el crecimiento ha sido modesto.
Este encuentro será un momento crucial para definir si México puede consolidarse como un socio estratégico confiable o si las preocupaciones empresariales seguirán limitando el potencial del país. Mucho está en juego: no solo se trata de atraer inversiones, sino de establecer las bases para un desarrollo sostenible y equilibrado a largo plazo.
¿Qué camino tomará México? La reunión del 15 de octubre será una prueba de fuego para la administración de Sheinbaum. Los resultados no se verán de inmediato, pero lo que suceda en esta mesa de diálogo enviará una señal clara al mercado internacional sobre si México está listo para ser un destino de confianza o si, por el contrario, continuará perdiendo terreno ante otros países de la región.
Este encuentro no solo marcará el rumbo de las relaciones bilaterales; también será una oportunidad para que la presidenta defina su visión de cómo equilibrar las demandas del sector privado con las prioridades sociales que ha prometido. ¿Habrá concesiones, acuerdos claros o solo más incertidumbre? Los próximos días serán clave para entender si las palabras de Sheinbaum logran convertir las tensiones en acuerdos o si, por el contrario, el país seguirá navegando en aguas inciertas.