Bajo el título «La Fiesta del Bolero de México y Cuba para el Mundo», el evento conmemoró este hito cultural con un emotivo concierto que reunió a destacadas figuras del bolero tanto de México como de Cuba. La ceremonia, presidida por la secretaria de Cultura de México, Alejandra Frausto Guerrero, y la presidenta del Instituto Cubano de la Música, Indira Fajardo Ramírez, ofreció una noche llena de nostalgia, elegancia y pasión musical.
Alejandra Frausto Guerrero, en su discurso inaugural, destacó el valor del bolero como una herramienta de conexión emocional y cultural. “El Bolero nos ayuda a cantar dolores, a entender el mundo. Es amistad, medicina, camino, memoria,” expresó con profundo sentimiento. A su lado, el embajador Juan José Bremer de Martino subrayó el significativo reconocimiento por parte de la UNESCO, que ratifica la fraternidad cultural entre ambos países.
El concierto comenzó con una introducción audiovisual, narrando el proceso de la candidatura binacional del bolero, seguido de interpretaciones vibrantes de artistas como Eugenia León, Regina Orozco, Tania Libertad, y Jorge “Coque” Muñiz. La gala, dirigida por Rosino Serrano, incluyó una sorprendente mezcla de voces y estilos que mostraron la evolución del género mientras honraban su rica herencia.
Los temas interpretados incluyeron clásicos atemporales como «Sabor a mí», «Noche no te vayas» y «Perfume de gardenias», así como nuevas versiones que ofrecieron frescura al repertorio tradicional. Las colaboraciones entre artistas, como el dueto de Eugenia León con Pepe Rivero en «Nadie», y las interpretaciones conjuntas de Tania Libertad con Los Macorinos, destacaron la unidad y la diversidad de este icónico género.
Los arreglos musicales, realizados por maestros como Miguel Villicaña y Chucho Ferrer, aportaron nuevas perspectivas a las piezas clásicas del bolero, ofreciendo a los asistentes una experiencia auditiva única y memorable.
La velada culminó en un ambiente de celebración y orgullo compartido, donde las voces de México y Cuba se entrelazaron en un homenaje vibrante a un género que ha tejido los lazos culturales entre ambas naciones. La gala no solo marcó un reconocimiento oficial, sino que también reafirmó el bolero como un símbolo eterno de la pasión y la tradición que une a estos dos países.