La imagen de un tsunami suele asociarse con lejanas costas asiáticas, pero en la historia de México, también ha habido encuentros devastadores con olas gigantes. Investigaciones recientes del Instituto de Geografía de la UNAM revelan un evento poco conocido: una monstruosa ola que golpeó las costas de Guerrero y Oaxaca en 1787. En este reportaje, exploraremos este aterrador suceso, su impacto en la región y las implicaciones de un fenómeno que parece repetirse cada 250 años.
El fantasma de las olas gigantes: La inquietante historia de 1787
La mención de tsunamis generalmente evoca imágenes de naciones distantes, pero un reciente estudio realizado por el Instituto de Geografía de la UNAM revela una verdad sorprendente: México no es inmune a este fenómeno devastador. En el año 1787, una gigantesca ola golpeó las costas de Guerrero y Oaxaca, dejando una marca imborrable en la historia del país.
Un tsunami inesperado
En una época en la que la información no se propagaba con la velocidad de hoy, los habitantes de las costas de Guerrero y Oaxaca se encontraron con una sorpresa aterradora en 1787. Una ola gigante, generada por un poderoso terremoto de 8.6 grados, penetró cinco kilómetros tierra adentro, causando devastación en su camino.
La regunta inquietante
Sin embargo, lo más intrigante de este fenómeno es que no se trató de un evento aislado. María Teresa Ramírez, investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM, revela que se ha encontrado evidencia de una ola de similar intensidad en el mismo lugar 250 años antes, en 1537. ¿Significa esto que México está destinado a enfrentar un tsunami cada dos siglos y medio?
Preparación para el futuro
María Teresa Ramírez es cautelosa al respecto. Aunque no puede predecir con certeza cuándo ocurrirá el próximo tsunami, basándose en estos hallazgos, enfatiza la importancia de la preparación. «Lo que quiero decir es que cuando ha ocurrido un evento grande, va a volver a ocurrir, ¿cuándo?, esa es la pregunta, pero debemos estar preparados», afirma la académica.
El mecanismo detrás de las olas gigantes
Para comprender el origen de estas olas mortales, es necesario considerar la convergencia de placas tectónicas en el fondo del mar. Cuando una placa empuja a la otra, se acumula energía que finalmente se libera cuando la placa superior se desliza abruptamente. Esta liberación de energía provoca que el mar se eleve, desencadenando un tsunami.
La historia de la aterradora ola gigante de 1787 nos recuerda que, aunque México no sea una región típicamente asociada con tsunamis, no está exento de su impacto devastador. La investigación y la preparación son cruciales para afrontar futuros eventos de esta naturaleza y proteger a las comunidades costeras.