El programa «México te abraza», lanzado por el gobierno de Claudia Sheinbaum en enero, ha sido recibido con escepticismo por organizaciones que defienden los derechos de migrantes. Activistas advierten que la estrategia es insuficiente y que urge implementar políticas públicas integrales para atender a quienes son deportados desde Estados Unidos.
Un grupo de 12 mujeres representantes de organizaciones de migrantes se reunió en la Ciudad de México para analizar el impacto de las políticas de deportación de Estados Unidos y México. En conferencia de prensa organizada por el Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI), denunciaron que el programa del gobierno mexicano carece de una estructura sólida y que sus beneficios son mínimos para quienes han sido deportados.
Rossy Antúnez, integrante del IMUMI, explicó que «México te abraza» no es realmente una política pública, sino una serie de apoyos dispersos que no atacan la raíz del problema. «Lo que han hecho es aglomerar a las instituciones para que brinden atención, pero sin una estrategia clara ni un verdadero plan de integración para las personas deportadas», afirmó.
La realidad de los migrantes deportados es mucho más dura de lo que el gobierno reconoce. Según las activistas, muchos regresan a comunidades donde el crimen organizado y la falta de empleo hacen imposible su reintegración. «Hay población deportada en situación de calle, con problemas de salud mental y sin acceso a vivienda o educación», advirtió Antúnez.
Además, IMUMI envió una carta a la presidenta Sheinbaum exigiendo mayor protección para migrantes en ambos lados de la frontera. Hasta ahora, no han recibido respuesta ni se ha concretado una mesa de trabajo con el gobierno.
Las activistas presentaron una serie de demandas urgentes para mejorar la atención a migrantes deportados:
- Protección consular en EE.UU. con programas de representación jurídica.
- Un plan de retorno seguro y digno, que garantice oportunidades de reintegración.
- Protección de las familias migrantes y solicitantes de asilo.
- No colaborar con EE.UU. en la expulsión masiva de personas a México.
- Organizaciones que sí apoyan a migrantes
A falta de una respuesta contundente del gobierno, diversas asociaciones han tomado la iniciativa de ayudar a migrantes en situación de vulnerabilidad. Claudia Cortés, activista en Ohio, apoya a campesinos brindándoles acceso a servicios médicos y alimentos. Librada Paz, radicada en Nueva York, se dedica a la interpretación lingüística para indígenas que no hablan español ni inglés.
En México, Laura Isabel, de la organización «Caminantes» en Guadalajara, apoya a mujeres latinoamericanas que han quedado varadas en su camino hacia EE.UU. «Cuando una persona migra se enfrenta a la falta de redes de apoyo y a la discriminación por su nacionalidad. Es clave generar espacios donde podamos ayudarnos entre nosotras», señaló.
Las activistas seguirán trabajando en la conformación de una agenda conjunta para presionar al gobierno mexicano a que implemente políticas reales de apoyo a migrantes deportados. «No basta con un programa que entrega una tarjeta con 2,000 pesos; necesitamos soluciones de fondo», concluyeron.