En un giro inesperado, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció los esfuerzos del gobierno mexicano para combatir la migración irregular y el tráfico de fentanilo. Sin embargo, lo hizo con un tono irónico, atribuyendo estos avances a la presión ejercida por su administración. Este reconocimiento llega tras una llamada «respetuosa y productiva» entre Trump y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en la que se acordó pausar temporalmente los aranceles a productos mexicanos bajo el T-MEC hasta el 2 de abril.
Sheinbaum calificó este acuerdo como una victoria diplomática, destacando la importancia de la cooperación bilateral en temas de seguridad y migración. A cambio, México se comprometió a reforzar sus esfuerzos en la frontera, incluyendo la reducción del tráfico de drogas y armas. Según datos recientes, las incautaciones de fentanilo han disminuido un 41.5% en los últimos meses, gracias a la implementación de medidas como el despliegue de 10 mil elementos de la Guardia Nacional.
Trump, por su parte, no perdió la oportunidad de resaltar su papel en estos avances. Desde la Oficina Oval, afirmó que México «está trabajando mucho más» debido a las presiones de su gobierno. Además, dejó claro que la pausa en los aranceles es solo temporal y que no descarta implementar nuevas medidas comerciales en el futuro.
Este episodio refleja las tensiones y complejidades de la relación bilateral entre ambos países. Mientras Sheinbaum busca consolidar su liderazgo con logros diplomáticos, Trump utiliza estos acuerdos como parte de su estrategia de campaña para la reelección, centrada en el combate a la migración y el narcotráfico.
El futuro de las relaciones comerciales y de seguridad entre México y Estados Unidos sigue siendo incierto. Por ahora, este acuerdo temporal ofrece un respiro a la economía mexicana, pero también deja en evidencia las dinámicas de poder y negociación entre ambos líderes.