CDMX, 21 de septiembre del 2022.- Esta actividad consiste en tomar fotografías del cielo nocturno para capturar estrellas, planetas y hasta la Vía Láctea, lo que implica necesariamente estar en un lugar abierto que permita a los cuerpos celestes lucirse en su esplendor sin la ya tan común contaminación lumínica de las ciudades.
Esta actividad es tan antigua como el daguerrotipo (primer prototipo de cámara fotográfica), ya que se sabe que su creador, Louis Daguerre, en 1839, intentó tomar una foto de la Luna. El resultado fue un tanto borroso y pasarían años antes de obtener mejores imágenes del espacio.
De hecho, se considera como la primera fotografía exitosa de la Luna la que tomó el investigador de la Universidad de Nueva York John William Draper, el 23 de marzo de 1840.
Proyectos como el telescopio Hubble y el James Webb de la NASA también han ayudado a incrementar el interés general por la combinación de la astronomía y la fotografía con sus impresionantes postales sobre los rincones del universo.
La pandemia de COVID-19 trajo un nuevo interés por las actividades abiertas y sobre todo por el turismo de estrellas, según la percepción de la propia investigadora.
Siempre hemos visitantes que van al Parque Nacional, pero normalmente van en el día y antes de la pandemia se podían ver cómo entraban a ver los telescopios. Pero ahora veo que más gente se queda en el parque a acampar», asegura la investigadora.
Según datos de Google Trends, palabras como astronomía han tenido un crecimiento sostenido en las búsquedas web al menos en los últimos cinco años. Desde marzo de 2020 el término reportó un incremento considerable hasta llegar a su punto más alto en septiembre de 2022.
Países como México se han ido ganando el interés de los astrofotógrafos en los últimos años. De acuerdo a la plataforma Airbnb, este país fue el segundo país de América Latina con más alojamientos para el astroturismo durante 2018, con 280 de los más de 3.000 lugares que se rentan en toda la plataforma vinculados a esta actividad.
Tan sólo en dicho año, la firma de reserva de habitaciones reportó que destinos como el Parque Nacional de San Pedro Mártir incrementaron su demanda en un 191%, en consonancia con otros sitios considerados ideales para esta actividad como son Antofagasta, en Chile, La Palma, en España, Kiruna, en Suecia, y Yarmouth, en Canadá.
Parte del apogeo de esta actividad es que, gracias al avance de la fotografía en dispositivos móviles, éstos pueden ser utilizados para tomar fotografías de estrellas siempre y cuando cuenten con un modo profesional que les permita tomar fotos de larga exposición (mínimo 30 segundos).
Cielo estrellado en San Pedro Mártir, en Baja California
© Foto : Cortesía de Ilse Plauchu
En los distintos grupos especializados que se pueden encontrar en redes sociales, los fanáticos recomiendan usar una cámara profesional para obtener mejores resultados e incluso facilitan los parámetros mínimos para capturar la imagen. En YouTube, incluso, se encuentran tutoriales detallados para mejorar la captura de imágenes.
«Se recomienda llegar al sitio una hora antes de que se ponga el sol, reconocer el sitio, identificar una bonita escena con un árbol o un cerro. Ya con el sitio pones tu tripie, celular y en cuanto se meta el sol, una hora después, el cielo ya está completamente oscuro», sugiere la especialista.
Si bien hay cuatro sitios en todo el mundo considerados como los que tienen las mejores condiciones climatológicas para observar estrellas (Baja California en México, el desierto de Atakama en Chile, las islas Canarias en España y en Mauna Kea en Hawái) lo que también se conoce bajo el término «calidad astronómica» de la atmósfera (el número de noches despejadas, la cantidad de vapor de agua y la estabilidad de la atmósfera), existen otros sitios donde se puede realizar la actividad y los cuales se pueden consultar en herramientas como Light Pollution Map, donde se muestra un mapa del mundo y el nivel de contaminación lumínica de cada sitio.
Para Ilse Plauchu se requieren de cuatro condiciones para considerar que se tiene un cielo óptimo para el turismo de estrellas: un lugar muy oscuro, alejado de ciudades y la contaminación lumínica; que sea un sitio que la mayor parte del año no tenga nubes, y que tengan condiciones de seeing, un concepto usado en astronomía para valorar qué tanto se puede distinguir una estrella de otra durante las noches.
Aunado a ello, se necesita conocer de la manera más exacta posible cuáles serán las condiciones climatológicas que habrá durante la noche, ya que esto puede entorpecer la actividad, y tener guías y brújulas que ayuden a localizar las estrellas con mayor rapidez.
Tú ves el cielo de San Pedro Mártir, sin luna, y ves tantas estrellas que sientes que se te van a caer encima. Y sabes que cada una de esas estrellas, quizá no todas, puede tener sistemas solares como el nuestro. Te da una idea de que no somos los únicos», detalla la investigadora del Instituto de Astronomía.
Aunque el Parque Nacional de San Pedro Mártir en Ensenada, Baja California, es uno de los sitios turísticos más visitados de la entidad, dicha actividad apenas comienza a ser relevante para las autoridades locales.
Se solicitó una entrevista con la delegada de Turismo en Ensenada, Yolanda Navarro Caballero, para conocer información oficial respecto al turismo de estrellas en la zona y si existen planes o programas para convertirlo en una actividad económicamente relevante para el gobierno local. La respuesta por parte de la oficina fue que el turismo de estrellas se considera una actividad complementaria que «probablemente» se pueda activar en el futuro, pues para las autoridades locales la mayoría de los visitantes al observatorio son «científicos».
Por ello, la astrónoma Ilse Plauchu considera que, para que México se vuelve un destino ideal para el turismo de estrellas, se requiere, primero, luchar contra la contaminación lumínica y segundo un interés gubernamental por promover la actividad como lo hacen con otras actividades ecoturísticas como lo es el avistamiento de ballenas.
«La mayoría de la gente, y más los jóvenes, no conocen el cielo estrellado o sólo lo ha visto en libros», lamenta la astrónoma de la UNAM.
Con información de SputnikNews