México se ha posicionado en el primer lugar mundial en el consumo de refrescos, con un promedio alarmante de 163 litros por persona al año, según datos de la Gaceta UNAM de 2019. Esta cifra supera en un 40% a la de Estados Unidos, el segundo país en este ranking. La alta ingesta de estas bebidas azucaradas ha tenido consecuencias severas en la salud de los mexicanos, contribuyendo significativamente al aumento de obesidad, sobrepeso y enfermedades asociadas como diabetes, hipertensión y problemas cardiacos.
Chiapas se destaca particularmente, siendo la región del mundo con el mayor consumo de refresco de cola, con un impresionante promedio de 821.25 litros por habitante al año. El Instituto Nacional de Salud Pública ha vinculado hasta el 7% de las muertes anuales en adultos a este consumo excesivo. Frente a esta problemática, el Consejo de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ha destacado la urgencia de cambiar estos hábitos para proteger el bienestar de la sociedad mexicana.
Los expertos en nutrición aconsejan evitar los refrescos azucarados, incluidos los que se etiquetan como «cero azúcar», debido a sus colorantes y otros componentes dañinos. En su lugar, recomiendan el agua con gas o mineral como una opción saludable. Esta alternativa no solo está libre de azúcares y colorantes, sino que también ofrece beneficios como la sensación de saciedad y la aportación de minerales esenciales para la hidratación.