Por Bruno Cortés
En el histórico Salón de Plenos del Senado de la República, donde se han debatido leyes que marcaron el rumbo de México, 300 jóvenes universitarios y posgraduados iniciaron este lunes el Curso de Introducción a la Elaboración de Políticas Públicas. Con laptops abiertas y cuadernos llenos de preguntas, los participantes —provenientes de universidades como la UNAM, el IPN y el Tec de Monterrey— se sumergieron en un programa diseñado para convertirlos en arquitectos de un “cambio profundo en el sistema político”, según palabras de Nahum Salvador Gutiérrez Rojas, presidente de la Alianza de Formación Política Juvenil.
El curso, impulsado por el senador Félix Salgado Macedonio (Morena), combina teoría académica con ejercicios prácticos basados en casos reales. Durante cinco módulos intensivos, los estudiantes aprenderán desde los fundamentos del diseño de políticas hasta su implementación en contextos de desigualdad. “No queremos políticos de escritorio; buscamos líderes que conozcan las calles y los códigos penales por igual”, explicó Luis Carlos Enríquez Martínez, representante de la Alianza, mientras proyectaba imágenes de comunidades marginadas en Oaxaca y Guerrero, regiones clave en la agenda del senador.
Academia y política: una alianza estratégica
Pedro Canales, académico de la UAM y uno de los conferencistas, detalló cómo se enseña a tomar decisiones bajo presión: “Analizaremos desde cómo asignar presupuesto en zonas inundables hasta diseñar programas contra la violencia de género”. Junto a Miriam Espejel Espinosa, experta de la Universidad de La Rioja (España), los jóvenes explorarán modelos internacionales, como el sistema de salud finlandés o las políticas ambientales de Costa Rica, adaptables a realidades mexicanas. “No hay recetas únicas, pero sí herramientas para evitar improvisaciones”, subrayó Espejel ante mapas interactivos que mostraban índices de pobreza en Chiapas y Nuevo León.
El Senado como aula
Vanessa Cortés, de la organización Virtud Bodet, destacó el simbolismo de usar el recinto senatorial como sede: “Aquí, entre murales que narran la Revolución, estos jóvenes aprenden a legislar con un pie en la historia y otro en la innovación”. El curso incluye simulaciones de debates donde se recrearán conflictos como la escasez de agua en Monterrey o el acceso a internet en la Sierra Tarahumara. “Es como jugar ajedrez con fichas que representan vidas reales”, comentó Jorge, estudiante de Derecho de la UNAM, mientras ajustaba su micrófono para una intervención.
De la teoría a la acción social
Más allá de lo técnico, el programa busca inyectar ética en la próxima generación de líderes. Gutiérrez Rojas recordó que, según la Encuesta Nacional de Juventud 2023, el 68% de los mexicanos entre 18 y 29 años desconfía de los partidos políticos. “Por eso incluimos talleres sobre transparencia y rendición de cuentas”, afirmó. Un ejercicio clave será la revisión de casos como el de Ayotzinapa, donde los participantes deberán proponer rutas de justicia basadas en datos duros y no en discursos.
Semillas para 2030
El senador Salgado Macedonio, visiblemente satisfecho, aseguró que este es el primero de varios cursos que buscarán “oxigenar la política con sangre joven”. Con el 52% de los actuales senadores por encima de los 60 años (según datos del INE), el proyecto apunta a preparar relevos capaces de conectar con las demandas de una población donde el 33% es menor de 30 años. “En 2030, quiero verlos aquí, legislando con pasión y sin miedo a la crítica”, desafió el legislador ante aplausos que resonaron bajo la cúpula del recinto.
Próximos pasos
Los mejores proyectos del curso serán compilados en un documento entregado a las comisiones legislativas. Entre las propuestas preliminares destacan una plataforma digital para fiscalizar el gasto público en tiempo real y un modelo de educación híbrida para zonas rurales. “No son sueños: son manuales de acción”, resumió Andrea, estudiante de Ciencia Política del ITAM, mientras guardaba su credencial de acceso al hemiciclo, un símbolo que, quizá, lleve colgado en un futuro no tan lejano.