México enfrenta uno de los desafíos climáticos más severos de su historia reciente, con la tercera ola de calor del año que, este lunes, cumple dos semanas impactando prácticamente a todo el país. Con temperaturas que han superado los 40 grados Celsius en la mayoría de los estados, este fenómeno climático ha puesto a prueba la resistencia de millones de mexicanos.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ha identificado múltiples factores detrás de estas condiciones extremas: una línea seca en el norte y noreste, canales de baja presión en diversas regiones, y la actividad consecutiva de ondas tropicales, junto con inestabilidad atmosférica. Estos elementos combinados han creado un escenario de calor intenso que se extiende a 28 de las 32 entidades federativas del país.
Las temperaturas han alcanzado niveles alarmantes en estados como Campeche, Chiapas y Guerrero, superando los 45 grados. Además, regiones como Baja California, Chihuahua y Sonora no se quedan atrás, con registros que oscilan entre los 40 y 45 grados. Esta ola no solo ha traído calor, sino también lluvias inesperadas y fuertes en estados como Chiapas y Nuevo León, complicando aún más la situación.
El impacto de esta ola de calor es profundo y preocupante. Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ya habían previsto que este año se podrían romper récords históricos de temperatura. De hecho, la Ciudad de México ya ha visto cómo el termómetro llegaba a 34.7 grados el pasado 25 de mayo, marcando un nuevo récord para la capital.
La Secretaría de Salud ha emitido alertas debido a las consecuencias de estas altas temperaturas, que ya han resultado en la muerte de 61 personas desde marzo. Ante este panorama, el Gobierno mexicano anticipa que podrían presentarse hasta cinco olas de calor durante la temporada de marzo a julio, lo que exige una respuesta urgente y efectiva para mitigar los efectos adversos en la población.