La deuda pública de México toca los 17.5 billones en enero, pero el manejo responsable promete estabilidad.
Por Bruno Cortés
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) reportó que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) alcanzó un máximo histórico de 17 billones 536 mil millones de pesos en enero de 2025. Este monto, que refleja la deuda total del gobierno y sus organismos financieros, marca un incremento significativo desde los 10.55 billones registrados en diciembre de 2018. Sin embargo, detrás de las cifras hay señales de un manejo financiero estratégico que podría traducirse en beneficios a mediano plazo para el país.El crecimiento de casi 7 billones de pesos en seis años responde, en parte, a las condiciones globales de altas tasas de interés, según explicó Hacienda en su informe mensual. No obstante, el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) optó por un endeudamiento récord de 2 billones de pesos en 2024, priorizando proyectos emblemáticos como el Tren Maya y la Refinería Dos Bocas, así como el fortalecimiento de programas sociales en un año electoral. Este enfoque, lejos de ser un simple gasto, busca consolidar una base económica para el futuro.A pesar del aumento, expertos destacan que el porcentaje de la deuda respecto al Producto Interno Bruto (PIB) se mantiene en niveles manejables. La SHCP proyecta que el SHRFSP se estabilizará en torno al 50.2% del PIB para 2025, una cifra que, aunque elevada, sigue siendo inferior a la de muchas economías desarrolladas. Esta estabilidad es un punto positivo, ya que demuestra una planificación fiscal que evita caer en una espiral de endeudamiento insostenible, incluso en un contexto de presiones externas.Otro aspecto alentador es la composición de la deuda. Según datos oficiales, el 75% de los compromisos financieros están denominados en pesos, reduciendo la dependencia de monedas extranjeras y los riesgos asociados a la volatilidad del tipo de cambio. Este giro hacia la deuda interna, que en 2018 representaba solo el 63% del total, refleja una política prudente que protege a México de shocks económicos globales, como los observados durante la pandemia.El costo financiero, aunque creciente debido a las tasas de interés, también muestra signos de control. Hacienda informó que en el primer trimestre de 2024 el costo fue un 13% menor a lo programado, lo que permitió redirigir recursos a prioridades nacionales. Esta eficiencia en la gestión del gasto público es un logro que el actual gobierno de Claudia Sheinbaum podría capitalizar para mantener la confianza de inversionistas y calificadoras internacionales.Además, el endeudamiento ha impulsado la inversión en infraestructura, un motor clave para el crecimiento económico. Proyectos como el Corredor Interoceánico y el Tren Maya no solo generan empleo, sino que posicionan a México como un hub logístico estratégico en América Latina. Analistas coinciden en que, si bien cada peso invertido en deuda reduce el margen para otras áreas como salud o educación, los beneficios a largo plazo podrían superar los costos inmediatos.En conclusión, aunque el récord de 17.5 billones de pesos en deuda pública podría generar preocupación, el panorama es más alentador de lo que parece. Con una estrategia enfocada en la estabilidad macroeconómica, la reducción de riesgos externos y la apuesta por el desarrollo estructural, México se prepara para un 2025 de retos, pero también de oportunidades. La clave estará en mantener la disciplina fiscal y traducir estas inversiones en bienestar tangible para la población
