La Crolumna/Javier Macías García
¡Merecen ser crucificados!
La discusión de la reforma eléctrica, en la Cámara de Diputados, de acuerdo a los adjetivos vertidos por los propios legisladores, desde tribuna y en el salón de plenos, quedó en manos de:
Una recua de delincuentes, rateros, rufianes, cobardes, perversos, malvados, corruptos, mentirosos, cínicos, porros, patanes, hipócritas, nefastos, ignorantes, maleducados, criminales electorales, apátridas, traidores, traidores a la patria, vende patrias, judas… que “¡Merecen ser crucificados!”
También de: una servidumbre política, sirvientes de la corrupción, poquiteros, los que no valen la pena, reaccionarios inmorales, cabilderos metiches, destructores de la democracia… compradores de conciencias… esclavos de conciencia… lacayos del capitalismo. Pero, al menos los opositores, según Morena, ya tienen una condena: perderán las próximas elecciones.
«Hagan lo que hagan hoy, voten como voten hoy, están cavando su tumba política; están entregándonos la Presidencia de la República en 2024″… “Su derrota política y moral es más que contundente”… “Son oposición moralmente derrotada”… “Traicionan al pueblo, a los electores, ya nos veremos en las próximas elecciones”… “Los traidores a la Patria pasarán al basurero de la historia”.
Durante semanas, meses, incluso, se dijo que la eléctrica era una gran reforma. La magnificaron. Realizaron un Parlamento Abierto y los legisladores de Morena salieron a la plaza pública a promocionarla y, según ellos, pedir el apoyo y el respaldo de la población.
En la sesión de este domingo, el debate, la discusión y análisis, resultaron muy por debajo de esa trascendencia, que manifestaron, incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador. Con muy pobres argumentos, pero eso sí con muchas descalificaciones, de los dos bandos, optaron por los frases hechas, lugares comunes, que han repetido, hasta el cansancio y, la mayoría, son dictados desde la mañanera, en Palacio Nacional. Generaron muchas expectativas y, de ese mismo tamaño, es la decepción.
A quienes siguieron las más de 11 horas de transmisión de la Cámara de Diputados, que no de debate y análisis, recordarán algunas frases, para el anecdotario:
“Para nosotros la Patria es primero y para ustedes la Patria es dinero”… Entregar CFE a Bartlett es poner a Drácula en un banco de sangre”… “Ni perdón ni olvido para los que traicionen a la patria”… “Sus discursos hieden a corrupción”… “No al capricho, ni a la sumisión, ni a las mentiras de los legisladores de la coalición Juntos Haremos Historia”… “Se necesita no tener amor a la patria, a México, para votar en contra de la reforma”… “Un diputado del PRI dijo que nos fuéramos a bañar; nosotros nos bañamos, pero ellos que dejen de robar…”
Morena y sus aliados llegaron, al pleno, derrotados de antemano. Esperaban una división de los opositores o, al menos, una desbandada de legisladores. Aplazaron la sesión, para hacer un último esfuerzo, pero ni uno ni lo otro sucedió. Por ello, ya no llegaron a debatir, sino a descalificar al adversario, achacarles todos los males que se avecinan por votar en contra y a justificarse ante la nación. Varios de ellos, incluso así lo manifestaron, no se dirigieron al pleno, sino a quienes estaban siguiendo la transmisión.
Los resultados del proceso de revocación de mandato, de hace ocho días, y la sesión de este domingo en la Cámara de Diputados, más allá de manifestar quién ganó o quién perdió, deben servir para la autocrítica y la reflexión, no sólo del presidente López Obrador, Morena y aliados, sino también para el bloque opositor, conformado por PAN, PRI y PRD, así como de Movimiento Ciudadano.
Nadie “¡Merece ser crucificado!” Al menos que, no se sientan capacitados para las batallas que deberán enfrentar durante dos años y cinco meses.