La menopausia es un período en la vida de la mujer rodeado de conjeturas y mitos que a menudo exceden las realidades médicas. Aunque se caracteriza por la pérdida de la capacidad reproductiva debido a la declinación de hormonas sexuales como los estrógenos, progesterona y testosterona, lo que realmente afecta el cuerpo y el estado de ánimo de la mujer va más allá de los cambios biológicos. Las creencias sociales sobre este período a menudo exageran sus efectos físicos reales y desestiman su impacto emocional y relacional.
El tema central en la menopausia es el deseo sexual, comúnmente asociado con un declive hormonal. Sin embargo, estudios indican que la libido puede incluso aumentar en algunas mujeres que se sienten liberadas de la preocupación por la fertilidad. Contrariamente a la creencia popular, la sequedad vaginal no afecta a todas las mujeres menopáusicas y no debería ser vista como un declive sexual inevitable.
La sexualidad es dinámica y sujeta a cambios, buscando el placer como fin último. Este período ofrece una oportunidad para reevaluar y ajustar las dinámicas de pareja, que pueden haberse vuelto estáticas. Los desafíos como la crianza de los hijos, las demandas del trabajo y la falta de comunicación pueden haber limitado las experiencias sexuales anteriores. La menopausia presenta una ocasión para reiniciar la comunicación, explorar nuevas formas de intimidad y redefinir la relación.
Desafortunadamente, la falta de información y el estigma pueden llevar a los hombres y algunas mujeres a ver la menopausia meramente como un problema hormonal que necesita ser controlado, en lugar de como un llamado a profundizar y enriquecer las relaciones personales. La menopausia no solo implica cambios físicos; es también un clamor por un cambio en la relación de pareja, en cómo se comunica y cómo se enfrenta el cambio juntos.
El papel de la mujer en buscar ayuda, como consultas a ginecólogos, endocrinólogos, y terapeutas, es crucial, pero a menudo se enfrenta sola a estos desafíos. La menopausia debe ser abordada como una cuestión de pareja, donde ambos participan activamente en la adaptación a los cambios y en el apoyo mutuo.
La menopausia, por tanto, debe ser vista no solo como el cese de la fertilidad, sino como una etapa de potencial crecimiento y placer. Es un momento para que las parejas se den espacio para explorar y disfrutar juntos, estableciendo límites con las expectativas externas y centrando la atención en la riqueza de sus vidas íntimas.