El arte conceptual, un movimiento que desafió las nociones tradicionales del arte visual y puso en primer plano la idea sobre la forma, se originó en la década de 1960. Este movimiento fue una reacción crítica al modernismo y su énfasis en la estética, y se extendió hasta mediados de la década de 1970. Artistas clave de este movimiento incluyen a Sol LeWitt, Joseph Kosuth, Yoko Ono, y Lawrence Weiner, entre otros.
El origen del arte conceptual se remonta a 1917, con Marcel Duchamp y su obra «Fountain», un urinario comprado en una tienda de fontanería y presentado como escultura. Esta obra cuestionó los límites del arte y criticó la institución artística, allanando el camino para el arte conceptual.
En los años 60, el término «arte conceptual» fue utilizado por miembros del movimiento Fluxus, como Henry Flynt, y por el grupo inglés Art and Language, quienes desafiaron la idea del objeto artístico convencional en favor de una indagación crítica documentada sobre el estatus social, filosófico y psicológico del artista. El arte conceptual emergió como una reacción contra el formalismo y la mercantilización del arte, intentando subvertir las galerías y museos como localizadores y determinantes del arte.
El arte conceptual también se centró en el lenguaje como medio artístico, con artistas como Lawrence Weiner, Edward Ruscha y Joseph Kosuth produciendo obras que eran exclusivamente lingüísticas. Estos artistas exploraron cómo el lenguaje en sí mismo podía ser un medio para el arte, desafiando las nociones tradicionales de lo que podría ser una obra de arte.
El arte conceptual es notable por su énfasis en las ideas sobre la forma física, lo que llevó a algunas obras a existir solo como instrucciones escritas o descripciones, sin necesidad de una manifestación física. Esto marcó un cambio significativo en la forma en que se percibe y se interactúa con el arte.