El martes 13 es una fecha que muchos prefieren evitar, especialmente cuando se trata de tomar decisiones importantes como casarse o embarcarse en un nuevo proyecto. Pero, ¿de dónde surge esta creencia en la mala suerte asociada a este día? La respuesta nos lleva a un intrincado entramado de mitología, religión y tradiciones que han perdurado a lo largo del tiempo.
Desde la Antigüedad, el número 13 ha sido visto con recelo en diversas culturas, principalmente debido a sus connotaciones negativas. En la Cábala judía, por ejemplo, se dice que existen 13 espíritus malignos, y en el relato bíblico de Abraham, el carnero que debía ser sacrificado se asocia también con este número, vinculado a la muerte. En el cristianismo, el 13 simboliza a los asistentes a la Última Cena, y algunas tradiciones sugieren que Jesús fue crucificado en un viernes 13, reforzando así la idea de que esta cifra trae mala fortuna.
Además del número, el día martes tiene su propio historial de mal agüero. Según el Instituto Cervantes, los romanos dedicaban el martes a Marte, el dios de la guerra. Para ellos, era un día marcado por la violencia y los conflictos, lo que lo convertía en una jornada poco propicia para llevar a cabo eventos que requirieran buenos augurios, como bodas o negocios importantes.
A lo largo de los siglos, estas creencias han evolucionado y se han mezclado, dando lugar a la superstición que conocemos hoy: «Martes 13, ni te cases ni te embarques». Aunque para muchos no pase de ser una frase divertida, otros prefieren no tentar a la suerte en este temido día.
Si bien es cierto que el temor al martes 13 ha perdido algo de fuerza en la era moderna, sigue siendo un ejemplo fascinante de cómo las creencias antiguas pueden influir en la vida cotidiana, incluso en pleno siglo XXI.