En una movida que busca fortalecer la conexión histórica entre México y España, el líder del PAN, Marko Cortés, se ha lanzado a una gira en territorio español, empezando por una reunión con Alberto Núñez Feijóo, del Partido Popular. Ambos líderes de oposición se sentaron a conversar sobre lo que llaman “el retroceso del populismo” y la necesidad de trabajar en equipo para “defender la democracia.” Más allá de las formalidades, esta reunión no sólo intenta estrechar lazos políticos, sino también recalcar la conexión cultural y comercial que ha unido a ambas naciones a lo largo del tiempo.
Durante el encuentro, Cortés no dudó en criticar el rumbo actual del gobierno mexicano, describiéndolo como “retrógrado” y asegurando que México está en un proceso de “consolidación de un sistema autoritario.” Pero su mensaje no fue únicamente de preocupación, también aprovechó para subrayar esos lazos que van más allá de las coyunturas políticas, mencionando el comercio, la educación y la historia que vinculan a los dos países.
En este ambiente de camaradería, los panistas buscan distanciarse de episodios previos que provocaron cierta controversia, como la famosa foto con Santiago Abascal, líder de Vox, en el pasado. En esta ocasión, la narrativa del PAN apunta más hacia un mensaje de unión democrática que a un guiño a la ultraderecha española.
A pesar de las críticas que lanzó sobre la postura del gobierno morenista de Claudia Sheinbaum y la tensión en la relación con la monarquía española, el mensaje de Cortés se centró en la esperanza de construir puentes, no en romperlos. Incluso se dio un momento para recordar cómo en su última elección, el PAN no obtuvo los resultados esperados, pero sigue adelante buscando recuperar el favor de los votantes a través de su discurso de unión y cooperación con aliados internacionales.
Este encuentro marca una diferencia en el camino del panismo: un partido que, aunque dividido entre los más moderados y los de línea dura, está intentando consolidarse como una opción sólida en la oposición. Lo que queda por ver es si estos movimientos en la arena internacional sumarán simpatizantes o sólo serán parte de la galería de los intentos del PAN por ganarse a un electorado que sigue observando con escepticismo.