La batalla legal entre Meta y la Comisión Federal de Comercio (FTC) de EE. UU. está a punto de dar un giro importante. Mark Zuckerberg, CEO de Meta, ha solicitado oficialmente al expresidente Donald Trump que retire la demanda presentada contra la compañía. La FTC acusó a Meta de prácticas monopolísticas, particularmente por la adquisición de Instagram y WhatsApp en un intento de «eliminar amenazas a su dominio». La demanda fue presentada a finales de 2020, y ahora, con el juicio programado para el 14 de abril de 2025, Zuckerberg se enfrenta a una presión adicional.
Zuckerberg, quien en el pasado ha cultivado una relación cercana con Trump, ha visitado la Casa Blanca en varias ocasiones, e incluso Mar-a-Lago, la residencia de Trump, para tratar temas relacionados con la competitividad tecnológica y las regulaciones que afectan a gigantes como Meta. La solicitud de Zuckerberg busca evitar un juicio en Washington, que podría tener serias repercusiones para la industria tecnológica y el futuro de Meta.
El caso no es aislado. En los últimos años, se han intensificado las investigaciones sobre monopolios en el sector tecnológico, con el objetivo de garantizar que empresas como Meta, Google, Amazon y otras no abusen de su poder para aplastar a la competencia. De hecho, la FTC mantiene abierta la posibilidad de llegar a un acuerdo extrajudicial, que podría ser una salida menos dañina para Meta.
El presidente de la FTC y otros miembros del gobierno estadounidense deben decidir si continúan con la demanda o si aceptan la propuesta de acuerdo, lo que podría evitar un largo y costoso juicio. Mientras tanto, Zuckerberg y Meta se preparan para enfrentar un juicio que podría cambiar las reglas del juego para las empresas tecnológicas en todo el mundo.
El contexto de esta disputa es importante, no solo por las implicaciones legales, sino también por cómo podría influir en las políticas sobre la desregulación de las grandes empresas tecnológicas, un tema que Trump ha defendido en el pasado. ¿Llegarán finalmente a un acuerdo? ¿O será Meta la primera gran víctima de la creciente regulación del sector tecnológico? Solo el tiempo lo dirá.