Manuel Guerrero, un mexicano que ha estado encarcelado en Catar durante los últimos seis meses por ser homosexual, ha denunciado públicamente las condiciones inhumanas en las que fue mantenido durante su arresto. En una entrevista exclusiva con EFE, Guerrero ofreció un desgarrador testimonio de su experiencia en el sistema penitenciario catarí, describiendo las condiciones como «deplorables» y «totalmente insalubres».
El 4 de febrero, Guerrero, también ciudadano británico, fue arrestado en Doha, la capital de Catar, tras ser engañado por un perfil falso en una aplicación de citas operado por las autoridades cataríes. Acusado de «conducta homosexual» y «posesión de drogas», Guerrero se encontró rápidamente inmerso en una pesadilla legal. Durante su primera semana en prisión, se vio obligado a convivir en una celda sobrepoblada, originalmente destinada para 12 personas pero que albergaba a más de 40 reclusos. La celda estaba infestada de cucarachas y la comida y agua eran escasas.
Guerrero relató que los primeros días fueron los más difíciles: “No podía dar crédito a la realidad que estaba viviendo”. La situación empeoró aún más cuando descubrieron que vivía con VIH. Fue colocado en una celda de castigo, aislado durante cuatro días con mínimas provisiones, y enfrentó una total ignorancia sobre el VIH por parte de los guardias, quienes temían que pudiera contagiarles el virus.
Durante su detención, Guerrero no tuvo acceso a un abogado ni a un traductor y fue forzado a firmar documentos en árabe sin comprenderlos. Estuvo incomunicado durante tres días mientras las autoridades elaboraban el caso en su contra. “Si yo hubiera tenido acceso inmediato a asesoría legal y al consulado, la situación hubiera sido diferente”, afirmó.
El trato a Guerrero durante su arresto, incluyendo la suspensión de sus medicamentos antirretrovirales y los interrogatorios nocturnos, se convirtió en una forma de tortura psicológica y física. Las visitas y cartas de su familia y amigos fueron su principal fuente de fortaleza durante su detención.
Ahora que ha recuperado su libertad y ha regresado a México, Guerrero está decidido a usar su experiencia para abogar por un cambio en el trato a los detenidos en Catar. “Un país con tanto dinero no puede justificar cómo trata a la gente que tiene detenida”, comentó Guerrero, quien espera que haya una evolución en la forma de pensar y administrar la justicia en países con sistemas similares.
Además de su activismo, Guerrero desea retomar su carrera en la aviación, su verdadera pasión, y retomar el camino que lo llevó a Catar hace siete años. Aunque expresó su desencanto por la falta de apoyo de su compañía durante su detención, está decidido a seguir adelante y equilibrar mejor su trabajo con su tiempo personal.
La historia de Manuel Guerrero es un potente recordatorio de la importancia de la protección de los derechos humanos y la necesidad de reformas en los sistemas de justicia de todo el mundo.