En el corazón de la sierra nororiental de Puebla, se esconde una joya natural poco conocida pero increíblemente pintoresca: Macuilquila, conocida cariñosamente como la «playita» de tres colores. Este encantador lugar no solo ofrece un respiro de la rutina diaria con sus hermosas vistas y tranquilas aguas, sino que también cuenta con una rica historia y un vibrante ambiente comunitario.
La presa de la Soledad, un importante proyecto hidroeléctrico en funcionamiento desde 1955, es el eje central de esta zona. No solo ha sido esencial para la generación de energía limpia, sino que también sirve como punto de partida para numerosas actividades recreativas. La temporada de lluvias transforma el paisaje, intensificando el flujo de las cascadas y rejuveneciendo el entorno natural que rodea la presa.
Un corto viaje en lancha o kayak desde centros recreativos cercanos, como El Papalote, te llevará directamente a ‘La Playita’. Este destino encantador se caracteriza por sus aguas divididas en tres tonalidades distintas que bañan una suave orilla arenosa. Los árboles circundantes ofrecen sombra y un escape perfecto para aquellos que buscan un día de relajación y diversión acuática.
La comunidad de Macuilquila invita a los visitantes a sumergirse en una gama de actividades al aire libre. Ya sea paseando a caballo, explorando en kayak, recorriendo senderos en bicicleta o simplemente nadando, hay algo para cada aventurero. Además, la región es rica en gastronomía local; no te pierdas los antojitos típicos como gorditas y tlayoyos, o la oportunidad de explorar la ruta del café y del aguardiente, que destacan por su importancia cultural y económica en la región.
Macuilquila es accesible desde varias rutas principales. Desde la ciudad de Puebla, el viaje lleva a través de Teziutlán, siguiendo por carreteras estatales hacia este tranquilo rincón de la sierra. Desde la Ciudad de México, el trayecto también es directo y ofrece una escapada ideal para un fin de semana de desconexión y aventura.