Los Zetas abrieron el camino, el CJNG lo llevó al siguiente nivel

En solo 16 años, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha logrado expandirse por casi todo el país y consolidarse como la organización criminal más violenta de México. Su brutalidad ha superado incluso a la de Los Zetas, grupo que en su momento aterrorizó a la nación con secuestros masivos, asesinatos y desapariciones.

 

Los orígenes del CJNG se remontan a Los Mata Zetas, un brazo armado que surgió con el objetivo de enfrentar al grupo de la «última letra». Su primer gran acto de violencia pública ocurrió en 2011, cuando dejaron los cuerpos de 35 personas en una avenida de Boca del Río, Veracruz, como una declaración de guerra. Sin embargo, lo que en un principio parecía una lucha contra extorsionadores y secuestradores, pronto se convirtió en una ola de terror que abarcaría gran parte del país.

 

Desde su consolidación, el CJNG ha adoptado y perfeccionado las tácticas más despiadadas del crimen organizado. Se le atribuyen métodos de ejecución extrema, el uso de redes sociales para exhibir su poder y una estrategia de expansión basada en la intimidación. Las desapariciones forzadas, los campos de exterminio y el uso de fosas clandestinas han sido parte de su huella criminal, con Jalisco como epicentro de estas actividades.

 

El impacto de esta violencia se refleja en cifras alarmantes. De acuerdo con datos oficiales, México ha registrado más de 122,000 desapariciones, muchas de ellas atribuidas al CJNG. La semana pasada, en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, fue descubierto un nuevo campo de exterminio con más de 200 pares de zapatos y restos humanos, lo que sugiere la magnitud de los crímenes cometidos en la zona.

 

La estrategia del CJNG para el reclutamiento también es un punto clave en su crecimiento. Se ha documentado el uso de secuestros al azar, amenazas a familias y hasta rituales de iniciación que incluyen el canibalismo forzado. Estas prácticas han sido denunciadas por diversas organizaciones y han convertido a este cártel en una de las amenazas más grandes para la seguridad del país.

 

Mientras las autoridades intentan frenar su expansión, la realidad es que el CJNG sigue operando con una impunidad alarmante. La evolución del crimen organizado en México ha dejado claro que los métodos son cada vez más sofisticados y brutales. El reto para el gobierno no solo es combatirlos, sino evitar que una nueva generación de grupos criminales tome su lugar en el futuro.

 

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