Los perros domésticos: una amenaza silenciosa para los ecosistemas

Un estudio de la Universidad de Curtin (Australia) publicado en Pacific Conservation Biology expone un problema poco discutido: los perros domésticos, pese a su rol como compañeros humanos, se han convertido en una seria amenaza para la biodiversidad. La investigación detalla cómo su mera presencia —incluso atados o tras haber abandonado un área— altera ecosistemas enteros mediante comportamientos depredadores, contaminación química y perturbaciones indirectas.

El profesor asociado Bill Bateman, líder del estudio, explica que el daño va más allá de la caza:

  • Señales químicas: Olores, orina y heces modifican el comportamiento de fauna como ciervos, zorros y gatos monteses, que evitan zonas transitadas por perros.
  • Contaminación: Los desechos caninos envenenan cursos de agua y afectan el crecimiento vegetal, mientras que antiparasitarios como las pulguicidas introducen toxinas en ambientes acuáticos.
  • Huella ecológica: La industria de alimentos para mascotas, que sustenta a los 900 millones de perros domésticos del mundo, contribuye significativamente a la deforestación y emisiones de CO₂.

Un dilema entre afecto y conservación

Los perros cumplen roles valiosos —desde apoyo emocional hasta detección de especies invasoras—, pero su población masiva exige medidas urgentes. El estudio revela que solo el 12-16% de dueños pagaría más por alimentos sostenibles, y muchos subestiman su impacto ambiental. «Es una tragedia de los comunes«, advierte Bateman: espacios públicos como playas o bosques se degradan por la suma de acciones individuales.

Soluciones en equilibrio

El equipo propone:

  1. Restricciones inteligentes: Prohibir perros en áreas críticas para especies vulnerables (ej. zonas de anidación de aves playeras).
  2. Educación: Campañas sobre recoger heces, usar correas y evitar hábitats sensibles.
  3. Políticas verdes: Incentivos para alimentos de bajo impacto y regulación de químicos veterinarios.

«No se trata de demonizar a los perros, sino de asumir que su tenencia conlleva una responsabilidad ecológica», concluye Bateman. El reto está en conciliar nuestro vínculo con ellas y la preservación de la vida silvestre.

 

Animales asilvestrados y su impacto en la biodiversidad: una amenaza  urgente de atender | Ladera Sur

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