CDMX, 10 de noviembre del 2022.- Entre enero y septiembre de 2022, México ha otorgado más de 8.000 permisos de residencias temporales a estadounidenses, la cifra más alta de las que se tiene registro desde 2009. Esto, advierten especialistas, podría traer diversas consecuencias para los habitantes mexicanos.
De acuerdo con datos de la Unidad de Política Migratoria de México, en los primeros nueve meses de este año, un total de 8.412 estadounidenses han recibido un permiso temporal como residentes del país latinoamericano, una cifra récord.
El número representa el 19% del total de permisos otorgados a 43.975 personas de más de 65 nacionalidades distintas y la mayoría de los ciudadanos estadounidenses que buscan residir de forma temporal en el país latinoamericano deciden quedarse en la Ciudad de México, la capital del país, en donde hasta septiembre, se obtuvieron más de 1.600 permisos.
La predilección de la población estadounidense para habitar en México, explica en entrevista Carmen Contreras, consultora en planeación urbana y desarrollo inmobiliario en Perspectivas IG, se puede explicar debido a la cercanía entre ambas naciones que comparten frontera, así como la actividad económica que ambos países sostienen de forma bilateral.
En tanto, el hecho de que la mayoría de los solicitantes de residencia temporal opten por la capital mexicana para su estancia podría obedecer al hecho de que son las zonas urbanas las más beneficiadas en materia de servicios básicos y conectividad.
«Esto tiene un motivo muy claro, que es la densificación de los servicios, la infraestructura, los equipamientos para las actividades económicas y también por la atracción que tiene de las inversiones extranjeras y de los puestos de trabajo y el tipo de trabajos que hay; es donde entra el concepto de ‘nómadas digitales’ que buscan esta infraestructura para trabajar porque no es lo mismo trabajar en la Ciudad de México que en lugares en donde no hay esa capacidad de poderse conectar poderse mover y poder tener ciertos servicios básicos para este tipo de trabajos entonces, pues obviamente la Ciudad de México tiende a esta captación», explicó.
Pero… ¿qué pasa con los mexicanos? Recientemente, el Gobierno de la ciudad de México anunció un convenio con la empresa Airbnb, un hecho que desató fuertes críticas, ya que locales reclaman que incentivar a los extranjeros a que vengan a territorio mexicano a trabajar sin regulación alguna de por medio podría afectar a los nativos.
Activistas, especialistas y vecinos desplazados han señalado que el modelo de los nómadas digitales ha llevado a que las rentas de zonas céntricas se vuelvan prácticamente impagables para los mexicanos, quienes ante los altos costos de arrendamiento y servicios se han visto obligados a desplazarse de estas zonas y así disminuir su calidad de vida.
Brian, quien ha vivido durante un tiempo en la Colonia Roma, una de las populares de la capital mexicana, apunta en entrevista que al cotizar rentas en la Colonia Juárez ya se hace incluso en dólares y no en pesos.
«Evidentemente esto se descarta que alguien (mexicano) pueda rentar ahí», señala.
Actualmente, Brian vive en la zona centro de la ciudad, pues al ser la Roma uno de los puntos más turísticos, los precios de la comida y de los servicios básicos se elevaron y por estas razones decidió mudarse.
«En alguna medida es benéfico que venga gente y consuma, pero sí he notado en algunas calles que hay lugares que subieron repentinamente sus precios, además hay cafés y restaurantes donde van puros extranjeros que son los que tienen posibilidad de pagar eso y otros comercios donde consumimos las personas locales», dice.
«Soy profesionista, tengo 31 años, tengo dos trabajos, tengo maestría, ocho años trabajando y nunca se me ha abierto una posibilidad para que yo pueda acceder a adquirir un patrimonio en la Ciudad de México […] cada vez nos desplazan más», agrega.
Es por ello, asegura la experta, que en necesario que la Ciudad de México adopte políticas públicas que aminoren los efectos de la llamada «turisficación» de la capital mexicana.
«Va por dos vertientes. La primera es la económica y financiera, que es que en algunas zonas, en particular las que tienen estos equipamientos, los mejores o los más atractivos para trabajar a distancia, esas tienen una realidad muy específica que se tiene que atacar a partir de un control de rentas y de usos de suelo muy definidos», explica.
Y es que, abunda, el propietario de un inmueble que lo quiere poner a renta de corta estancia a través de una plataforma que tiene que registrar un uso de suelo de servicios de hospedaje y hotelería como hacen los hoteles tradicionales, algo que no se está haciendo en el caso de quienes rentan por Airbnb.
Lo segunda es que la presencia de los extranjeros no rompan la convivencia de las comunidades, pues explica, los usos de suelo sirven precisamente para no romper esta armonía que se ha visto mermada.
«Si alguien va a construir uno de estos complejos que ya inmediatamente pasa a ser renta vía plataformas, tiene que ser en determinados sitios de la ciudad que se autorice, eso tiene que registrarse de antemano antes de construirlo o de transformarlo, en eso le tiene que avisar a la autoridad», sentencia.