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Por Juan Pablo Ojeda

 

Un estudio reciente realizado por investigadores coreanos, publicado en Jama Network Open, ha revelado que dedicar una hora adicional diaria a las pantallas digitales incrementa un 21% la probabilidad de desarrollar miopía. Este hallazgo resalta los riesgos potenciales de la sobreexposición a dispositivos electrónicos, especialmente entre los niños y adolescentes.

El estudio, que incluyó un metaanálisis de 45 investigaciones previas con la participación de 335,524 menores de entre dos y 19 años, encontró una tendencia alarmante en el aumento de la prevalencia de la miopía. Según las previsiones del estudio, para el año 2050, casi la mitad de la población mundial podría padecer este trastorno visual.

Los investigadores concluyeron que el riesgo de miopía aumentó significativamente con el uso de pantallas digitales de una a cuatro horas al día, y después de este umbral, el incremento de riesgo se vuelve más gradual. En términos más específicos, cada hora adicional de exposición a pantallas se asocia con un 21% más de probabilidad de desarrollar miopía. A pesar de estos hallazgos, los autores sugieren que el riesgo podría reducirse manteniendo la exposición a pantallas por debajo de una hora diaria.

Aunque este estudio aporta información relevante, el investigador español Sergio Recalde, de la Universidad de Navarra, señala que la relación establecida entre el uso de pantallas y la miopía aún no está suficientemente clara en cuanto a causalidad. Recalde destacó que, aunque los resultados del análisis son científicamente válidos, se enfocan exclusivamente en las pantallas digitales sin considerar otros factores relevantes como la actividad al aire libre, la exposición a la luz solar y los factores genéticos que también influyen en el desarrollo de la miopía.

A pesar de estos matices, el estudio abre un debate sobre los hábitos digitales de las generaciones más jóvenes y subraya la importancia de una mayor consciencia sobre el uso prolongado de dispositivos electrónicos. Los médicos e investigadores pueden utilizar estos resultados como base para guiar a los padres y tutores en la implementación de estrategias para reducir el riesgo de miopía en los niños.

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