Por Juan Pablo Ojeda
En la Cámara de Diputados no todo es grilla y discusiones partidistas; a veces, también se escuchan las voces que de verdad quieren cambiar las cosas. Así ocurrió durante el foro “Eco Day. Juventud por la Tierra”, donde jóvenes de todo el país se reunieron para hablar claro: el cambio climático no es algo lejano ni futurista, es una emergencia que ya nos está pegando y no se puede ignorar más.
Con el respaldo del diputado Rubén Moreira, del PRI, y encabezado por Salvador Martínez Rico, comisionado nacional de medio ambiente de la Red Juvenil por México, este foro sirvió para que las nuevas generaciones le pusieran nombre, rostro y urgencia a una crisis que muchas veces queda en discursos bonitos, pero sin acciones reales.
“Mientras muchos callan, nosotros actuamos”, dijo Martínez Rico, con una claridad que dejó a todos con la piel erizada. Y no es para menos: México es uno de los países más vulnerables al cambio climático, no solo por su ubicación geográfica, sino por problemas históricos como la pobreza y la desigualdad. Ya no es exageración decir que los efectos del calentamiento global están aquí: olas de calor, sequías, huracanes más intensos, incendios forestales y pérdida acelerada de biodiversidad.
Lo que también quedó claro es que esto no es solo un tema ecológico, sino de derechos humanos. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ya lo ha dicho: vivir en un ambiente sano es un derecho básico, y cuando se compromete, también se pone en riesgo la salud, la vida y la dignidad de las personas.
Ignacio Loera, fotógrafo de fauna silvestre, lo explicó con toda sencillez: no podemos cuidar lo que no conocemos, y por eso es clave difundir, hablar, compartir. Porque México tiene una riqueza natural inmensa, pero también más de 900 especies en amenaza, y más de 500 en peligro de extinción. Si eso no suena alarmante, nada lo hará.
La gran lección de este foro fue que las juventudes no están esperando a que los políticos actúen: están tomando la batuta. Están organizándose, exigiendo, educando y proponiendo. Porque, como lo dijeron ahí mismo: “el planeta nos llama, y nosotros elegimos escuchar”.