Contrario a la creencia popular de que son animales solitarios, los gatos pueden formar vínculos profundos tanto con humanos como con otros animales. Estudios recientes demuestran que estos felinos domésticos tienen una compleja vida social que desafía su estereotipo de independencia absoluta.
Investigadores de la Universidad La Trobe en Australia identificaron comportamientos clave que revelan amistad entre gatos: el acicalamiento mutuo, frotarse las cabezas, compartir espacios y jugar juntos. Estas señales demuestran que, bajo las condiciones adecuadas, los felinos pueden desarrollar relaciones significativas.
Los gatos domésticos descienden del Felis silvestris lybica, un cazador solitario. Sin embargo, la domesticación ha modificado su comportamiento social. Estudios publicados en Elsevier muestran que los gatos con acceso al exterior forman colonias matriarcales donde las hembras cooperan en la crianza.
En hogares con múltiples gatos, se observan relaciones más estrechas cuando:
- Existe parentesco entre los individuos
- Se conocen desde temprana edad
- Han compartido mucho tiempo juntos
Factores que determinan sus amistades
No todos los gatos se llevan bien automáticamente. Investigaciones revelan que:
Los machos castrados tienden a formar vínculos más fuertes entre sí que las parejas mixtas. Las primeras interacciones son cruciales – encuentros agresivos iniciales suelen predecir conflictos futuros.
Una introducción gradual y la disponibilidad de recursos (comederos, areneros y espacios separados) pueden mejorar significativamente las relaciones entre gatos que comparten hogar.
Conexiones más allá de su especie
Los gatos no limitan sus relaciones a otros felinos:
Con humanos: Desarrollan vocalizaciones específicas para comunicarse y muestran patrones de apego similares a los de perros y bebés humanos.
Con perros: Cuando la presentación es adecuada, pueden formar amistades duraderas. Los estudios muestran que adoptar primero el gato y realizar el primer encuentro cuando ambos son jóvenes (antes de los 6 meses para gatos y 1 año para perros) aumenta las posibilidades de buena convivencia.
Aunque algunos gatos prefieren la soledad, muchos disfrutan genuinamente de la compañía. Su capacidad para formar vínculos depende de una combinación de factores genéticos, experiencias tempranas y condiciones ambientales, demostrando que su mundo social es mucho más rico de lo que tradicionalmente se cree.