Durante las últimas dos décadas, se ha demostrado reiteradamente en estudios científicos que los perros, descendientes del lobo gris y sociables por naturaleza, poseen habilidades sociales impresionantes. No obstante, el interés científico por las capacidades sociales de los gatos ha sido considerablemente menor, en gran parte debido a su ascendencia del solitario gato salvaje africano y una supuesta falta de cooperación, lo que los hacía menos atractivos para la investigación.
Sin embargo, en años recientes, un grupo pequeño pero decidido de investigadores ha empezado a revelar que hemos subestimado significativamente las habilidades sociales de los gatos. Kristyn Vitale, una científica del comportamiento animal de la Universidad Unity Environmental en Maine, destaca un creciente cuerpo de investigación que apoya esta nueva perspectiva. “Cada año veo más estudios sobre el tema, aunque aún nos falta mucho por descubrir”, menciona Vitale.
En una entrevista con The New York Times, Vitale y Monique Udell, directora del laboratorio de interacción entre humanos y animales de la Universidad Estatal de Oregón, exploran los errores comunes en la percepción pública sobre los gatos. A menudo considerados como criaturas antisociales, los estudios demuestran que los gatos pueden ser extremadamente flexibles en su comportamiento social, dependiendo de sus experiencias tempranas de socialización con humanos. “Si un gato no ha tenido contacto humano durante su periodo crítico de socialización, es probable que crezca temiendo a las personas”, explica Vitale.
Además, Vitale ha implementado clases de adiestramiento para gatitos, similares a las de los perros, donde los gatos aprenden a sentarse, venir cuando se les llama, y hasta navegar en kayak. Estas clases han demostrado que, con las experiencias adecuadas, los gatos no solo pueden adaptarse a varios comportamientos, sino también formar vínculos duraderos y significativos con sus dueños.
Actualmente, Vitale trabaja en un proyecto que estudia los beneficios de las intervenciones asistidas por gatos para niños con diferencias de desarrollo. Este estudio no solo busca evaluar los beneficios para los niños en términos de actividad física y bienestar social, sino también mejorar la comprensión de los vínculos entre niños y sus mascotas felinas.
Finalmente, Vitale sueña con explorar la cognición social de los gatos que viven al aire libre, como los que residen en el Coliseo de Roma o en las islas de gatos en Japón. Estas investigaciones podrían revelar aún más sobre la inteligencia social de estos enigmáticos animales.
A medida que esta área de estudio se expande, queda claro que los gatos son mucho más sociables y capaces de lo que tradicionalmente se ha pensado. Quizás es tiempo de reconsiderar lo que creemos saber sobre estos fascinantes compañeros y explorar más profundamente los vínculos que podemos formar con ellos.