Por Bruno Cortés / Foto de I Love Pixel / Pexels
¿Quién diría que, más de 500 años después de la llegada de los españoles, México seguiría siendo el destino favorito de extranjeros para extraer oro y plata? Pero esta vez no son galeones españoles los que cargan las riquezas. En lugar de cruzar el Atlántico, estas toneladas de metales preciosos vuelan hacia Canadá, el actual gran «conquistador» de nuestras minas.
De Zacatecas a Vancouver
Imagina esto: entre 1519 y 1821, los españoles lograron sacar unas 182 toneladas de oro del territorio mexicano. En cambio, solo en los últimos 20 años, las mineras canadienses han superado con creces esa cifra, llevándose alrededor de 700 toneladas. Sí, leíste bien: ¡más de tres veces lo que los conquistadores lograron en toda la colonia!
No es solo una cuestión de números. Mientras los españoles usaban picos, palas y la mano de obra forzada de miles de indígenas, los canadienses vienen armados con tecnología moderna y permisos de operación. Desde Zacatecas y Guanajuato hasta Guerrero y Sonora, las minas canadienses no dejan tierra sin explorar ni metal sin extraer.
El oro moderno: ¿bendición o maldición?
Podría parecer que México se está llenando los bolsillos con todo este oro y plata, pero la realidad es un poco más complicada. Según expertos, aunque la minería genera empleos y paga impuestos, los verdaderos beneficios se quedan en los corporativos de Vancouver, Toronto y Montreal.
Por ejemplo, las minas de Limón-Guajes en Guerrero, Pinos Altos en Chihuahua y Los Filos en Guerrero juntas producen más de 24,000 kilogramos de oro al año, y gran parte de esa riqueza cruza la frontera sin dejar más que migajas para las comunidades locales.
El problema no es solo económico. Las operaciones mineras a menudo generan conflictos sociales, devastación ambiental y un impacto limitado en el desarrollo regional. Las comunidades indígenas, que una vez trabajaron bajo el yugo español, ahora enfrentan problemas modernos como desplazamientos, contaminación y falta de transparencia en los beneficios.
Plata, el hermano menor del oro
Si hablamos de plata, la historia no es muy distinta. Durante la colonia, Zacatecas y Guanajuato brillaron con minas que financiaron la expansión del Imperio español. Hoy, las minas canadienses como La Colorada y San José continúan extrayendo grandes cantidades de este metal precioso, aunque las cifras exactas son difíciles de conseguir.
¿Un ciclo que se repite?
La historia de la minería en México parece un déjà vu: extranjeros llevándose las riquezas mientras las comunidades locales ven pasar el oro y la plata sin ver mejoras sustanciales en su calidad de vida. La diferencia es que ahora no hay galeones, sino jets corporativos; no hay encomiendas, pero sí contratos que a menudo dejan mucho que desear en términos de justicia económica y ambiental.
Reflexión final: Tal vez ya no vivimos bajo el yugo colonial, pero cuando vemos estas cifras, cabe preguntarnos: ¿realmente hemos dejado atrás el modelo extractivista? Los canadienses no vinieron con espadas ni armaduras, pero en términos de oro y plata, parecen haber conquistado México más que los mismos españoles.