En México, la cultura del luto y la despedida de seres queridos es profundamente significativa. Los funerales no son solo ocasiones para el adiós, sino también para la celebración de la vida y el legado de quienes partieron. En este reportaje, recordaremos los cinco funerales más concurridos en la historia moderna de México, en los que el país se unió para rendir homenaje a sus iconos.
Amado Nervo (1870-1919): El renombrado poeta mexicano, Amado Nervo, dejó un vacío en el corazón de sus compatriotas cuando falleció en Uruguay. Su cuerpo tardó seis meses en regresar a México, durante los cuales recibió honores en diferentes países. Finalmente, cerca de 200 mil personas asistieron a darle el último adiós en la Ciudad de México, donde fue inhumado en la Rotonda de los Hombres Ilustres el 14 de noviembre de 1919. El país rindió tributo a su legado poético y diplomático.
Pedro Infante (1917-1957): El ícono del Cine de Oro en México, Pedro Infante, encontró la muerte en un trágico accidente aéreo. Su sepelio reunió a alrededor de 300 mil personas, destacando su inmenso cariño en el corazón de los mexicanos. Su tumba se convirtió en un lugar de peregrinación anual, donde los admiradores continúan recordando su legado musical y actoral.
Mario Moreno, «Cantinflas» (1911-1993): «Cantinflas» es una figura imborrable en la comedia mexicana. Su despedida fue emotiva, con homenajes en la Asociación Nacional de Actores y el Instituto de Bellas Artes. Sus cenizas reposan en el Panteón Español de la capital. La cercanía que el público sentía hacia él se reflejó en la multitud que se congregó en el Estadio Azteca para darle el último adiós.
Roberto Gómez Bolaños, «Chespirito» (1929-2014): Con su creatividad, «Chespirito» conquistó corazones no solo en México sino en toda América Latina. Su velatorio en Televisa San Ángel y en el Estadio Azteca demostró la profunda conexión que tenía con el público. Sus restos descansan en el Panteón Francés de la CDMX, recordando sus inolvidables personajes.
Juan Gabriel (1950-2016): El «Divo de Juárez», Juan Gabriel, dejó un legado musical que trascendió fronteras. Su muerte en Estados Unidos llevó a que miles de personas se congregaran en el Palacio de Bellas Artes y sus alrededores en Ciudad Juárez y la CDMX para despedirlo. Su música sigue resonando en el alma de los mexicanos.
Estos funerales, marcados por la multitudinaria participación de la gente, son testimonios de la profunda conexión que los mexicanos tienen con sus figuras icónicas. Más allá de la tristeza, estos eventos celebran el impacto que estas personalidades dejaron en la historia cultural y artística de México, demostrando que su legado perdura en el corazón del país.