Por Bruno Cortés
En los pasillos del Congreso mexicano, el clima está enrarecido. La reciente especulación sobre la posible llegada de Andrés López Beltrán a la dirigencia del partido Morena ha encendido una polémica que no se apaga. Según el diputado Ernesto Sánchez Rodríguez, del PAN, este movimiento sería un verdadero «premio» a la corrupción, señalando que López Beltrán y su familia han estado en el ojo del huracán por prácticas corruptas en las principales obras del gobierno de su padre, el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Sánchez Rodríguez no se guarda nada y, en un comunicado, asegura que la corrupción ha sido una constante en las grandes obras del sexenio. Destaca el caso del Tren Maya, donde se habría utilizado balasto sin las certificaciones necesarias, y los contratos millonarios para medicamentos en el IMSS-Bienestar, en los que también estaría involucrado Amílcar Olán, cercano a los hijos de la familia presidencial. Estas acusaciones pintan un panorama sombrío, sugiriendo que el Presidente no solo ha cerrado los ojos ante las irregularidades, sino que también ha facilitado que sus hijos continúen su intervención en la política y los negocios.
Por su parte, el diputado Federico Döring Casar sube el tono y sostiene que “Andy”, como se le conoce a Andrés López Beltrán, debería estar respondiendo ante el Ministerio Público en lugar de aspirar a un cargo de liderazgo en Morena. Döring Casar critica fuertemente las enormes ganancias que los hijos de López Obrador han obtenido gracias a su posición, acusándolos de haber violado el código de honestidad prometido por el Presidente durante sus años de campaña.
Las denuncias no son meras especulaciones; están respaldadas por pruebas y están activas en la Fiscalía General de la República (FGR). Sin embargo, el Presidente López Obrador ha negado todas las acusaciones, lo que, según los críticos, agrava aún más el desprestigio de su administración y su promesa de transparencia.
Mientras tanto, en el PAN celebran la inminente salida de López Obrador de la Presidencia, esperando que la próxima administración de Claudia Sheinbaum Pardo tome cartas en el asunto. Confían en que el nuevo gobierno será capaz de llevar a los responsables a la justicia y limpiar la imagen manchada del actual sexenio.
Así, mientras se acerca el final del mandato de AMLO, el escándalo de los López Beltrán sigue siendo uno de los temas candentes en la política mexicana, y los ciudadanos observan de cerca cómo se desenlazarán estas controversias.